LEE: ¿Asoma el nuevo equipo? Grimaldo, de criticado en la era Reynoso a sostener 90 minutos a la ‘nueva’ selección
Despierta antes que cante el gallo del barrio en el populoso distrito de Villa El Salvador y para dormir vence a la bulla propia de una calle “un poco peligrosa”. Todos los días debe ganarle al día. Hace un tiempo quería ser matemático puro, pero hoy tiene algunas otras opciones. Lo que sí no tiene dudas es dónde formarse: en Estados Unidos. Piensa en Princeton o en el MIT, dos de las universidades más prestigiosas del mundo como quien elige qué color de camiseta utilizar. Su esfuerzo y dedicación se lo permiten.
¡Gracias por suscribirte a Desde la Redacción!
Tu inscripción ha sido confirmada. Recibirás nuestro newsletter en tu correo electrónico. ¡Esperamos que disfrutes del contenido!
Lamentamos verte partir.
Tu suscripción ha sido cancelada y ya no recibirás más nuestro newsletter en tu correo electrónico. Si cambias de opinión, siempre serás bienvenido de nuevo.
¡Gracias por habernos acompañado!
Newsletter exclusivo para suscriptores

“Mi mamá se levanta todos los días muy temprano para acompañarme al paradero, me motiva, me dice que las matemáticas me pueden abrir muchas puertas, son sacrificios que se hacen para tener resultados”, explica Sebastián muy seguro. Eso sí, admite que muchas veces la flojera y el cansancio lo seducen para claudicar.
“Mi sueño es poder algún día devolver todo el apoyo de mis padres y de mis profesores, yo quiero retribuir esto a la sociedad, al Perú, a mi familia, tal vez enseñando”, confiesa. “Al inicio quería salir a divertirme, pero mi mamá me decía ‘no puedes, tienes que estudiar’, era una pelea, pero luego fui tomando conciencia y entendí que el sacrificio es importante, ahora mi mamá es la que me dice ‘anda al cumpleaños de tu amigo’ y le digo que no, no puedo, tengo que estudiar”.

Sebastián empezó su disciplina con el ajedrez hasta que un día, de muy chico, con 4 o 5 años, conoció las matemáticas por intermedio de su hermana, quien es 18 años mayor y arquitecta de profesión. “Me llamaba mucho la atención los planos y los cálculos que hacía en sus tareas, eso me gustó mucho y fue ahí que le tomé interés a las matemáticas”, cuenta quien recientemente se coronó en las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas (OIM).
Su rigor para las matemáticas, por un tiempo, le redujo sus habilidades sociales. Fue entonces que sus padres resolvieron el problema con clases de oratoria y el estudio de un nuevo idioma, el inglés. Además, apeló a los deportes para evitar la saturación y relajarse. “Ahora practico fútbol, no soy muy bueno pateando por eso soy defensa, donde sí soy muy bueno es en el tenis de mesa, si compitiera en serio podría ser muy bueno”, asegura.
En paralelo a su entrenamiento en matemáticas, Sebastián desarrolla otras habilidades que saben son claves para postular a una universidad de prestigio. Tiene una agenda a full, pero se da tiempo para hacer una crítica a la falta de apoyo. “Creo que el Estado no se preocupa demasiado por la educación en nuestro país, en otros países como Paraguay o Chile, el Estado apoya bastante, en cambio aquí es al revés”, afirma.
Pese a todas las carencias, Sebastián se las arregló para salir adelante. Gracias a las matemáticas ha recorrido casi todo el país por participar en concursos y olimpiadas. Todavía recuerda con emoción la primera vez que se subió a un avión con 15 años. Estaba en cuarto de secundaria y compitió en su primer mundial en Japón. “De chiquito le tenía miedo a los aviones y decía que jamás me iba a subir a uno, estaba traumado y tenía mucho miedo, estaba nerviosísimo”, revela. Al final superó el miedo y terminó trayéndose la medalla de bronce.

A lo largo de su carrera escolar, ha cosechado medallas en competencias internacionales como la Olimpiada Matemática del Cáucaso (Rusia), el Campeonato Internacional de Verano (China), la Olimpiada Iberoamericana (Bolivia), la Olimpiada Rioplatense (Argentina), la Shargyn (Rusia) y la Olimpiada de Cono Sur (Uruguay).
Pronto tendrá que decidir qué carrera estudiar y quizá tenga que dejar el fútbol. Eso no lo estresa mucho. Aunque fue testigo de un nuevo fracaso de la selección peruana en las eliminatorias al Mundial 2026, él ya ganó su propio mundial. Y su siguiente copa del mundo es partir a estudiar a Estados Unidos. Nada menos.
***
¡Tu pasión merece ser premiada! Accede a contenido exclusivo, sorteos, premios y más con la Suscripción del Hincha. Da click aquí para ingresar.
Sebastián Lozada se despierta religiosamente a las cinco de la mañana y mientras imagina cómo expandir su ONG
