“Queremos que se vaya bien, sonriendo, no requintando”: Renato Cisneros y el por qué Paolo Guerrero debe seguir en la selección peruana [FOTOS]

Espero que la imagen de Paolo renegando por el arbitraje chileno frente a Venezuela no sea la última que nos quede de su historia con la selección. Con la eliminación de Perú del Mundial, es muy probable que Guerrero ya no vuelva a vestir la camiseta nacional en partidos oficiales, pero ojalá tenga alguna chance para hacerlo y dejarnos una postal memorable, una foto decente para cerrar el álbum que inauguró en noviembre de 2004, hace más de veinte años, cuando convirtió su primer gol con la blanquirroja ante Chile.

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Hay al menos dos generaciones de peruanos que recuerdan ese tanto: tras un pase largo del Chorri Palacios, Guerrero –con un peinado rastafari que le valió la chapa de El Depredador– va a pelear el balón con el portero Tapia y luego de un rechazo con carambola consigue anotar para la selección que entonces dirigía Paulo Autori.

Esa es la primera foto del álbum. Pero hay otras igual de emblemáticas, fotos que merecerían ampliarse y colocarse como afiches en la pared imaginaria que compartimos los hinchas. Por ejemplo, la foto del gol a Uruguay en el 2017. Paolo aprovechó un formidable servicio de Yotún, dejó en el suelo a Godín y con un derechazo impecable puso el empate transitorio de un partido que acabaríamos ganando.

Muy parecida, casi calcada, es la foto del año anterior, 2016, cuando anotó el 1-1 contra Argentina en el Nacional. Recibió un pase de alta precisión de Trauco, se quitó de encima a Funes Mori y clavó la pelota en el primer palo del arquero.

Hay por lo menos dos fotos más que no puede faltar en este álbum hipotético. La imagen de Paolo transformando en gol –con ayuda del arquero de Colombia– el tiro libre indirecto que nos devolvió la vida y nos puso en el camino del repechaje rumbo a Rusia 2018. Y, desde luego, la foto de su gol en el último partido del Mundial. Ese choque con Australia era ya puro trámite, pero había que ganarlo por honor y lo ganamos 2-0. El segundo tanto lo concibió Cueva, pero llevó la firma de Guerrero.

Desde luego hay también algunos negativos, fotos borrosas o veladas de momentos que contrastan con estas imágenes colmadas de felicidad. Es normal. Ninguna relación –ni en el fútbol ni en la vida– ostenta solo buenos momentos. Pero nuestro álbum no incluye las malas rachas, sino que pretende recoger las instantáneas estelares, los antecedentes icónicos del mejor Paolo, nuestro capitán, líder reconocido y goleador histórico en tantas tardes y noches, en tantos torneos y competencias.

Por eso sentimos que nos falta una foto, la foto del cierre, la foto de la despedida. Los hinchas de Alianza seguirán viéndolo en acción, pero esa es otra historia, otro vínculo, un sentimiento atado a otros colores. Los hinchas de la selección, aquellos que hemos visto y celebrado su crecimiento a lo largo de más de dos décadas, queremos que se vaya bien, sonriendo, no requintando.

Quizá en alguno de los partidos que faltan pueda entrar siquiera unos minutos, pisar el área y meter gol. Aunque sea de penal, aunque sea con la rodilla. Sería suficiente para que los reporteros gráficos lo capten en primer plano e inmortalicen su última sonrisa con la camiseta de Perú. Solo ahí tendremos la figurita que nos falta en el álbum de la memoria, y él podrá decirle adiós a la selección con una imagen que esté a la altura de su carrera.