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Esta tendencia refleja una caída constante en la cantidad de técnicos peruanos que inician los campeonatos. En 2025, la cifra llega a un mínimo histórico, contrastando con los nueve entrenadores nacionales que comenzaron las temporadas de 2019, 2020 y 2021. Sin embargo, durante esos años, la cifra creció significativamente a medida que los torneos avanzaban, alcanzando hasta 13 en 2020 debido a la salida de técnicos extranjeros, un fenómeno recurrente que permite a los locales ocupar vacantes a mitad de camino.

La preferencia por entrenadores extranjeros

Entre 2022 y 2024, la presencia inicial de entrenadores peruanos cayó a seis o siete por temporada, consolidando la preferencia por técnicos extranjeros desde el arranque. Esta tendencia se mantiene en 2025, donde de los 15 equipos que ya tienen definido su comando técnico, el 80% ha optado por estrategas foráneos, destacando una abrumadora mayoría de argentinos. A continuación, se detalla el panorama de los banquillos para la próxima temporada:

Este cuadro refleja la creciente preferencia por entrenadores extranjeros, especialmente argentinos, quienes dominan las principales instituciones del fútbol peruano. De los 15 clubes que ya han definido a su técnico para la temporada 2025, 12 han optado por entrenadores nacidos en Argentina, lo que resalta la fuerte influencia de este país en el fútbol peruano. La llegada de estos estrategas, muchos con experiencia en equipos de primer nivel, ha sido vista como una solución inmediata para clubes que buscan mejorar su rendimiento o afrontar crisis deportivas.

El caso de los entrenadores nacionales: ascensos y ceses

También se resalta un aspecto interesante: los dos entrenadores peruanos presentes en la próxima temporada, Santiago Acasiete y Paul Cominges, lideran a los recién ascendidos, Juan Pablo II y Alianza Universidad, respectivamente. Esta es una situación común en el fútbol peruano, ya que los equipos que ascienden suelen confiar en los entrenadores que los han llevado hasta la primera división. Sin embargo, es una tendencia que, con el paso del tiempo, no siempre se mantiene. En muchos casos, los clubes terminan recurriendo a técnicos extranjeros cuando las expectativas no se cumplen o cuando se requiere un cambio de aire.

Este fenómeno no es nuevo. De hecho, cinco de los últimos seis entrenadores peruanos que llegaron desde la Liga 2 a la Primera División fueron cesados antes de completar sus proyectos. Un dato interesante es que, de esos casos, el más reciente corresponde a Juan Carlos Bazalar, quien fue destituido de Los Chankas tras dirigir solo nueve fechas en 2024. Lo mismo ocurrió con Roberto Tristán en Deportivo Garcilaso (2023), quien fue cesado después de 12 fechas, y Jesús Oropesa, quien no llegó ni a completar una decena de partidos con Unión Comercio (2023).

Además, el caso de Jahir Butrón en Carlos Stein en 2022, quien fue reemplazado tras solo ocho fechas, es otro ejemplo de cómo los técnicos nacionales no suelen gozar de una larga permanencia en los equipos que ascienden. Este patrón refleja una tendencia de desconfianza hacia los proyectos locales, incluso cuando los entrenadores han logrado el ascenso, lo que genera una alta rotación en los banquillos de equipos recién ascendidos.

Éxitos locales, pero con el reloj en contra

En los últimos diez campeonatos de la Liga 1, se ha evidenciado una interesante mezcla de nacionalidades entre los entrenadores campeones. De los últimos diez títulos, cinco fueron obtenidos por entrenadores extranjeros, mientras que cinco fueron dirigidos por técnicos peruanos. Argentina se destaca como el país con mayor influencia, con cuatro técnicos campeones, siendo los más recientes los hermanos Fabián Bustos en 2024 y Carlos Bustos en 2021. Uruguay también ha tenido un protagonismo destacado, con dos campeones, Jorge Fossati (2023) y Pablo Bengoechea (2017).

Por otro lado, Perú ha sido capaz de celebrar tres campeonatos de la mano de entrenadores nacionales en este mismo período: Guillermo Salas (2022), Roberto Mosquera (2020 y 2019) y Juan Reynoso (2015). Aunque los entrenadores peruanos han demostrado su capacidad con resultados, la tendencia indica que, a pesar de los éxitos, hay menos paciencia con los técnicos locales en comparación con los extranjeros. Los clubes parecen recurrir más rápidamente a entrenadores foráneos cuando los resultados no son los esperados, lo que refleja una falta de continuidad en los proyectos dirigidos por peruanos, en contraposición a la mayor estabilidad que suelen tener los entrenadores extranjeros en la Primera División.

Este patrón de desconfianza hacia los entrenadores peruanos también se ha reflejado en la Selección Nacional. Juan Reynoso, quien asumió el cargo tras la salida de Ricardo Gareca, fue removido de su puesto en la fecha 6 de las Eliminatorias 2026. A pesar de que el torneo aún era largo y quedaban por disputarse la Copa América 2024 y varias fechas de clasificación, la falta de tiempo para consolidar su proyecto y los resultados negativos en ese momento llevaron a su salida. En contraste, el técnico uruguayo Jorge Fossati tomó las riendas de la selección y, lejos de mejorar la situación, sumó a la peor campaña en la historia de la Copa América. Perú terminó ocupando el último lugar en la tabla en la fecha 12 de las Eliminatorias. A pesar de esta crisis, Fossati sigue al frente del equipo, lo que evidencia la mayor tolerancia y paciencia con los entrenadores extranjeros, incluso cuando los resultados son adversos.

Buscando respuestas

La creciente tendencia hacia la contratación de entrenadores extranjeros en la Liga 1 del fútbol peruano, especialmente argentinos, puede explicarse por varios factores que reflejan tanto las dinámicas internas de los clubes como las altas expectativas de rendimiento inmediato. A continuación, se analizan algunos de los principales motivos que explican este fenómeno:

• Necesidad de resultados inmediatos: Los clubes peruanos enfrentan crisis deportivas y buscan soluciones rápidas. Esto lleva a la contratación de entrenadores con experiencia internacional, que prometen mejorar el rendimiento en el corto plazo.
• Percepción de éxito: Los técnicos extranjeros, en particular los argentinos, son vistos como una opción efectiva para alcanzar resultados rápidos debido a su historial exitoso en otros contextos y en ligas de alto nivel.
• Inestabilidad de proyectos locales: Muchos entrenadores peruanos que han ascendido a la Primera División han sido cesados antes de finalizar sus proyectos. Esto genera desconfianza en su capacidad para manejar equipos en situaciones difíciles y bajo presión.
• Presión por resultados: La constante presión para obtener buenos resultados obliga a los clubes a tomar decisiones rápidas en cuanto a la contratación de entrenadores. Si las expectativas no se cumplen de inmediato, se opta por un cambio de entrenador, favoreciendo generalmente a los foráneos.
• Falta de paciencia: Aunque los entrenadores peruanos han demostrado capacidad en el pasado, existe una clara falta de paciencia con sus proyectos. En comparación con los entrenadores extranjeros, quienes suelen contar con más tiempo para implementar sus estrategias, los técnicos nacionales enfrentan mayores dificultades para mantener la estabilidad y continuidad en sus proyectos.