ENTREVISTA: “Se necesita que la ciudad pegue una acelerada en las obras que se tienen que hacer (para los Panamericanos)”
¿Cómo Fossati incorporará el sistema? Gradualmente. Quizás esa sea la razón por la que el DT prefirió declinar el amistoso contra Italia, por más que le irrite la mención. Exponer al plantel ante un rival europeo de primera línea con esquema nuevo hubiera sido suicida e inconveniente en términos motivacionales. Nicaragua y República Dominicana producirán una resistencia menor, lo que permitirá iniciar el proceso con menos presión en las líneas y más holgura táctica.
El temor es fundado. El 3-5-2 es un esquema muy competitivo, pero a la vez muy demandante, sobre todo para los carrileros, quienes se ven sometidos a una exigencia extrema. En los ochenta, cuando Bilardo popularizó el esquema, Olarticoechea y Giusti podían, mal que bien, cumplir el rol en la Argentina del 86. Décadas después, sin embargo, se consideraba que el ritmo de primer nivel impedía que los laterales-volantes pudiesen hacer la doble labor ofensiva y defensiva de manera cabal. Sin embargo, en el último lustro Guardiola y Mourinho utilizaron la estrategia sin problemas, así como el Napoli de Mazzarri, el Lyon de Rudy García, el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso o la Juve de Conte y Allegri, por citar solo algunos ejemplos.
La clave, en todos los casos, es asegurar el recorrido por las bandas. En el caso de Perú, por izquierda, el esquema entierra las posibilidades de Trauco, un lateral clásico, con buen pie, pero sin ida y vuelta. La posición quedaría para López o Sonne, si es que éste último finalmente debuta. Por derecha, Fossati debería preferir a Advíncula, quien en Boca ha jugado como defensa y extremo, pero tiene un buen recambio en Polo, a quien conoce de la “U” y le garantiza el trote necesario (aunque menos marca). Un bonito dilema.
El resto del once puede completarse de manera natural. Callens tendría que ser líbero, con Abram por izquierda y Corzo por derecha. Ante la ausencia de Tapia y Aquino, el volante de contención será Cartagena o Santamaría, acompañado por Quispe (titular fijo) y Peña (con opciones para Távara, ojalá). Arriba, un 9 clásico (Lapadula o Guerrero) será escoltado por un segundo delantero más retrasado (Flores o Reyna).
¿Cuál es el potencial problema del 3-5-2? Básicamente dos. El primero es que si los carrileros no vuelven los backs quedan expuestos al uno contra uno. A su vez, la formación depende mucho del volante central y su capacidad de replegarse y desplegarse. El segundo problema es de índole práctico: se necesitan muchas horas y entrenamiento para que los jugadores incorporen y dominen la táctica (piense el hincha de Alianza en la segunda final nacional del año pasado). Dicho de otro modo: esa es la razón por la que el 3-5-2 no se ve en equipos formativos o en ligas de bajo rendimiento.