Alejandro Burzaco asegura que solo puede decir la verdad. El empresario argentino, testigo clave del caso FIFAGate, firmó un acuerdo con la Fiscalía de Estados Unidos de total colaboración a cambio de una condena leve por crímenes que podrían costarle 60 años a prisión.
Según el diario argentino La Nación, Burzaco declaró durante cuatro días delante del fiscal Samuel Nitze y de los abogados de los acusados, los ex dirigentes Manuel Burga (Perú), Juan Ángel Napout (Paraguay) y José María Marin (Brasil). Apenas en el primer día, el argentino habló sobre del expresidente de la Federación Peruana de Fútbol y dijo que cuando tomaba vino solía ser decir cosas de las que no hablaba sobrio.
"Mi recolección me recuerda que estaba bebiendo demasiado vino. Y cada vez que tomaba demasiado vino, hablaba como no hablaba en circunstancias normales en las que era más cuidadoso. Y él me mostró gratitud y, como, vamos, estamos muy contentos con esto, tiene que continuar para siempre", comentó, siente siguiendo la versión del medio.
Antecedentes del caso
El pasado 2 de febrero, Manuel Burga fue extraditado a Estados Unidos, donde la Fiscalía lo acusa por crimen organizado y lavado de dinero. Sin embargo, la justicia peruano solo aceptó extradiarlo por lo primero.
Según las investigaciones, el ex presidente de la Federación Peruana de Fútbol y otros altos mandos de la FIFA recibieron sobornos para favorecer a las empresas Traffic, Full Play y Torneos y Competencias para la entrega de derechos de transmisión de la Copa América y la Copa Libertadores. El caso ha sido bautizado por la prensa internacional como FifaGate.
También se sospecha que hubo pagos para lograr la designación de Rusia y Qatar como sedes de los mundiales 2018 y 2022 respectivamente. El dinero recibido habría pasado por cuentas de bancos estadounidense para ser lavados, lo cual implica un delito federal en este país.
El pasado miércoles 15 de noviembre, la fiscal Kristin Mace denunció ante la jueza Pamela Chen que en Manuel Burga miró fijamente a Burzaco y se pasó el dedo índice por el cuello, en un gesto que fue entendido como una amenaza de muerte, según informó la agencia AFP. El abogado del peruano, Bruce Adolf, dijo que su representado "es un hombre tímido y tranquilo, y solo se ha rascado el cuello".