MIRA: ¿Es temerario pensar que Didí fue nuestro Zagallo, Oblitas nuestro Beckenbauer y Gareca nuestro Menotti? | OPINIÓN
Hace un par de meses, el ‘Cholo’ Simeone –técnico que ha mantenido en Europa una exitosa regularidad– afirmó en Fox Sports: «en el fútbol de hoy, no tengo ninguna duda, lo más importante son los laterales; si vos tenés laterales buenos, tenés muchas chances de ganar».
En el ya conocido esquema de Fossati (3-5-2), los laterales no son meros defensores, son carrileros que trajinan toda la franja y que, idealmente, deberían ser capaces de una doble función: participar de los ataques en la ida, colaborar con las marcas en la vuelta.
Según las necesidades de cada partido, en la banda derecha de Perú, hoy ese papel pueden cumplirlo con solvencia cuatro hombres: Luis Advíncula (titular en Boca Juniors, con contrato recién extendido), Andy Polo (el mejor jugador del puntero Universitario), Oliver Sonne (autor del gol con el que su equipo salió campeón en Dinamarca) y Jhilmar Lora (titular indiscutible en Cristal que ya interesó al Independiente de Argentina). Mientras Advíncula y Polo son jugadores más explosivos, con mucha mayor aptitud para al ataque, Sonne podría aportar más trajín y resistencia física. Lora, por su parte, ofrece mixtura y, sobre todo, precisión en el servicio largo (sería un error no incluirlo en la convocatoria).
Hace cuarenta años, Leo Rojas era el inobjetable lateral derecho de Perú. Nadie le hacía sombra. Más tarde llegaría el tiempo de defensas cumplidores, no destacados, como Ricardo Bravo, Charún, Huamán, Memo Salas, o de buenos volantes que debieron adaptarse a las exigencias del puesto en planteamientos más conservadores (Jorge Soto, Ñol Solano). Incluso el ‘Coyote’ Rivera, más delantero que mediocampista, tuvo sus días de número 4.
Por primera vez en su historia, la selección goza de alternativas de nivel al menos para una colocación. Acostumbrados a la carestía, a jugar con lo justo y necesario, a cruzar los dedos para que el titular de turno no se lesione o congestione, toca agradecer el excedente.
Si la hipótesis de Simeone es cierta, si las victorias dependen de los laterales, Fossati tiene una preocupación menos. Los hinchas, una esperanza más.
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