En abril de 1961 Ecuador debutó en la Copa Davis y lo hizo ante Colombia. Los juegos se realizaron en Guayaquil y nuestras principales raquetas eran Miguel Olvera y Eduardo Zuleta, que ganaron la serie 5-0 entre el sábado 29 de abril y el lunes 1 de mayo. Los tenistas nacionales ganaron quince sets y solo perdieron cuatro en los cinco partidos. Demostraron así superioridad y contundencia. Lo que no se ha contado en estos 59 años es todas las peripecias sorteadas por nuestra dirigencia para conseguir que la sede sea Guayaquil.
Nuestro país a inicios de 1961 estaba muy entusiasmado tenísticamente. Se conocía la trayectoria consolidada de Pancho Segura como profesional y el Guayaquil Tenis Club estaba preparando para abril un torneo de exhibición al que había confirmado su presencia Segura con tres estrellas mundiales: el australiano Ashler Cooper, el norteamericano Earl Bucholz y el peruano Álex Olmedo. La presencia de semejantes tenistas causó que la prensa escrita y la radial dedicara un poco más de sus espacios al tenis.
Nuestro periodismo estaba más preocupado, por supuesto, de lo que podía hacer el equipo de fútbol Barcelona en su primera participación en Copa Libertadores, enfrentándose al Santa Fe de Bogotá, o de la transferencia de Jorge Pibe Bolaños a la tercera de River Plate, de Argentina. Y también del básquet, que en ese entonces daba mucho que hablar, ya que nuestra Selección iba a jugar el sudamericano en Río de Janeiro y había mucha expectativa por saber qué podían hacer Valle, Jiménez, Sandiford, Lapentti, Sala y el Chato Mejía.
En el tenis mundial se tenía muy presente, por los cables internacionales, que las máximas figuras eran los australianos Roy Emerson, Rod Laver, el italiano Pietrangelli y entre los sudamericanos el chileno Luis Ayala. Y en mujeres la inigualable María Esther Bueno, mientras los nuestros, Olvera y Zuleta, participaban en varios torneos en 1961 apoyados por una campaña que hizo Diario EL UNIVERSO. Habían viajado los primeros días de enero a Estados Unidos y al Caribe.
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Para entonces aquí ya se comentaba que se podría competir en la famosa Copa Davis y que era una buena oportunidad para que los tenistas criollos demostraran sus aptitudes. Ecuador, que estaba afiliado a la Federación Internacional de Tenis desde 1925, nunca se había inscrito para participar en la Davis y fue don Blas Uscocovich Luivisich el que consiguió que la Comisión de Tenis de la Federación Deportiva del Ecuador (Fedenador) se pronunciara favorablemente tras evaluar que Olvera y Zuleta estaban listos para conformar un equipo competitivo.
Inmediatamente, don Blas envió un cablegrama pidiendo a la Federación Internacional de Tenis, que entonces tenía su sede en Australia, inscribiese a nuestro país; además, la solicitud de Uscocovich también procuraba que se nos otorgara la sede. La petición fue aprobada y se recibió desde Australia el cablegrama que decía: “Le informamos a usted que su gestión ha sido aceptada, por lo que se ha autorizado al Ecuador que participe en la disputa de la Copa Davis”.
Nuestro rival sería Colombia, que ya había jugado en la Davis desde 1959 y había vencido a Líbano y tenía una pérdida contra Sudáfrica.
El tema importante era la sede y Ecuador estaba muy interesado en que fuera Guayaquil; y para conseguir ese objetivo, el viernes 31 de marzo de 1961 viajaron a Bogotá delegados de la Fedenador para reunirse el 3 de abril a las 16:00 con dirigentes de la Asociación Colombiana de Lawn Tennis. Mucha expectativa se había creado en los círculos periodísticos cafeteros que consideraban que Colombia tenía derecho a ser la sede. Los representantes de nuestro país fueron Héctor Mendoza Rigaíl, que se convertiría en el principal delegado del Ecuador; y Leonardo Heinert Navarrete, quien iba en calidad de delegado especial de la Fedenador. La reunión se realizó en las oficinas de la compañía Colombiana de Seguros, en donde laboraba el secretario de la Asociación Colombiana de Tenis, Guillermo Castillo. Además, estuvieron presentes Pierre Albrecht, quien era el presidente, e Isaías González, director de la revista Tenis Colombiano.
Miembros del entonces llamado Comité Nacional de Tenis y de Fedenador consiguieron el respaldo económico del gobierno de Velasco Ibarra y trajeron en 1961 la Copa Davis a Guayaquil.
Al arrancar la sesión, como era de esperarse, los colombianos argumentaron que el reglamento de la contienda de la Davis establecía “que se debe preferir a la ciudad que ofrezca mejores facilidades en escenarios deportivos y sobre todo mejores resultados económicos”.
Dijeron que ellos pensaban que la cancha del América Sporting Club, con capacidad para 2000 espectadores, era la más adecuada; o la cancha del club Gran Colombia, que era abierta, con capacidad para 900 personas.
Luego de escuchar la postura de los dirigentes colombianos, nuestros delegados basaron la tesis de nuestro país en lo siguiente: 1) Que se conceda la sede como un reconocimiento a la cuna de Francisco Segura Cano. 2) Que se quería aprovechar dicho evento para ofrecer a Segura un homenaje nacional. 3) Que Ecuador no aceptaba jugar en canchas techadas, como era la del América Sporting y que el reglamento obligaba a que las dos partes estén de acuerdo para competir en escenarios que no sean los convencionales. 4) Que Ecuador proponía las instalaciones del Guayaquil Tenis Club, que tenía un estadio con aforo para 1200 espectadores.
Colombia en principio aceptó la postura ecuatoriana, pero con condiciones tales como que las fechas fueran el sábado 29, domingo 30 de abril y para el lunes 1 de mayo, a fin de que los jugadores pudieran contar con los permisos correspondientes; que se jugara en la noche, que en los compromisos se usaran bolas Dunlop. Además, que Ecuador asumiera la responsabilidad económica; por ejemplo, los pasajes para cuatro deportistas y un dirigente, su estadía y todos los gastos de organización.
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Cuando Blas Uscocovich recibió la noticia, se preocupó por el asunto económico ya que en ese entonces al Comité Nacional de Tenis se le asignaba como cuota anual la cantidad de 3000 sucres. Y por supuesto esa cifra no era suficiente para cumplir con ese compromiso.
Entonces se pensó que la Fedenador debía hacer gestiones ante el Gobierno para que apoye económicamente en la realización, por primera vez en la historia, de la presencia de Ecuador en la Copa Davis y, además, como sede Guayaquil. Federico Muñoz Medina, presidente de la Federación Deportiva del Ecuador, dirigió urgente un cablegrama al presidente de la República, el doctor José María Velasco Ibarra. Le solicitó el apoyo del Gobierno en la cantidad de 20 000 sucres, que era el presupuesto que exigía la realización de tan importante evento deportivo.
El sábado 8 de abril de 1961, muy temprano en la mañana, el secretario privado de la presidencia de la República, licenciado Gustavo Soriano, despachaba el cable informando que el Gobierno sí aceptaba la petición de apoyo económico y entregaría los 20 000 sucres. Por supuesto, gran alegría causó la noticia del respaldo gubernamental por lo que inmediatamente se comunicó a la Asociación Colombiana de Tenis la aceptación de sus condiciones.
Los detalles del acuerdo se finiquitaron utilizando los servicios de un radioaficionado llamado Germán Vanki, quien con sus contactos radiales, el domingo 9 de abril, permitió ir solucionando las nuevas exigencias que iba agregando Colombia, tales como que su principal figura William Álvarez, que estaba en París, necesitaba la cobertura de viáticos y pasajes a Bogotá. En fin, el profundo deseo de nuestros dirigentes permitió superar todos los inconvenientes para conseguir la primera participación del Ecuador en la Copa Davis. (O)