Salimos de la redacción por una hamburguesa. La jornada fue larga y una merienda era lo justo, pero antes decidimos dar una vuelta por la Plaza Mayor solo para encontrarnos con decenas de hinchas festejando aún la clasificación al Mundial de Rusia 2018. Merecido lo tienen, merecido lo tenemos.
Un día antes el Presidente de la República Pedro Pablo Kuczynski había declarado feriado este miércoles si Perú conseguía el pase mundialista. Era de manera obligatoria para el sector público y opcional para el privado.
Todo parecía ya destinado a una fiesta prácticamente total. Jefferson Farfán y Christian Ramos serían los artífices de de la victoria peruana sobre Nueva Zelanda en la histórica noche del martes en el estadio Nacional.
Pero regresemos al centro limeño hoy, donde una camioneta teñida de rojo y blanco animaba con un autoparlante el damero de Pizarro. Las canciones más populares de la selección se escuchaban a todo volumen mientras los aficionados aprovechaban para tomarse fotos.
Metros más allá, aún en medio de la algarabía, los vendedores de camisetas, sopla burbujas y rosas hacían su agosto.
El ambiente de fiesta es notorio tanto en Lima como en las ciudades del interior del país.
Alguna vez alguien dijo que el fútbol es el pasatiempo número uno de la sociedad. Otro sentenció que el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes. Y tienen razón. Porque por más trillado que suene, el fútbol sigue y seguirá siendo una pasión indescriptible