Ni estando familiarizado con el relato de Ícaro en la mitología griega, uno puede llegar a dimensionar la dramática historia de Grigory Rodchenkov y su papel dentro de uno de los capítulos más obscuros del deporte.
Icarus son 120 minutos de un thriller geopolítico basado en referencias a “1984” de George Orwell, que ayudan a explicar que hay detrás de la mente maestra que logró hacer posible que en Sochi 2014, gracias al uso de sustancias prohibidas en la mayoría de sus atletas, Rusia consiguiera 13 oros logrando a su vez superar las pruebas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Pero para llegar al enramado del film sin embargo, uno debe primero conocer cómo es que la idea de hacer un documental que revelara lo fácil que era eludir el sistema antidopaje mundial se convirtió en uno que muestra hasta donde se es capaz de llegar como país con tal de conquistar la gloria olímpica.
"Se que puedo cambiar el pasado diciendo la verdad, pero diciendo la verdad seré aniquilado"
La pasión por el ciclismo que radica en el director Bryan Fogel y la decepción que vivió personalmente cuando el caso más mediático de dopaje en la historia, el de Lance Armstrong, conmocionó al mundo, son la base de donde surge la nueva entrega de Netflix. Eso, y por supuesto una colaboración convertida en amistad que hace posible que a través de la confianza los detalles de este sistema de dopaje de estado ruso pudiera darse a conocer al mundo, primero a través de un artículo del New York Times en mayo de 2016 y ahora gracias a Ícaro.
Todo comienza entonces con la aventura de Fogel, ciclista amateur que decide experimentar consigo mismo un riguroso sistema de dopaje de cinco meses que incluyeron pruebas de orina, agujas y moretones, con la finalidad de eventualmente superar las pruebas antidopaje de la AMA. Para ello, contacta con el verdadero protagonista de la trama, el director del laboratorio de antidopaje en Moscú, Grigory Rodchenkov, quien acepta guiarlo paso por paso durante el proceso “Vamos a reproducir el escenario de Lance Armstrong”.
"Estamos jugando el más peligroso juego en la historia del deporte"
Bajo esta línea de investigación el documental puede sonar interesante en sí, sin embargo más allá de mostrar una mejora del 20% en su desempeño, es el giro de eventos lo que hace que Icarus sea una entrega que todo aficionado al deporte, atleta, periodista, doctor, científico y político debe ver. Por más que uno esté familiarizado con los acontecimientos que llevaron a que se les prohibiera a los atletas de pista y campo rusos asistir a Rio 2016, no deja de ser sustancial repasar la cronología de los hechos de una historia que aún no tiene final, con revelaciones no antes dadas a conocer, de las cuales se puede entender su dimensión una vez que se muestran las caras de los líderes de la AMA cuando Fogel les revela la documentación de cómo y cuando se doparon participantes rusos en Londres 2012. “Cuando Christiane (directora del laboratorio de Montreal) vuelva a analizar éstas pruebas correctamente, encontrara todas positivas… Tenemos todos sus protocolos antes de los juegos de Londres, tenemos lo mismo de Beijing. Todo se remonta a 1968. Nunca hubo anti doping en Rusia jamás.”
¿Cuántos de los medallista rusos en Beijing 2008 estaban dopados? ¿Qué porcentaje en Londres 2012? ¿Estaba Vladimir Putin involucrado? ¿Qué tiene que ver la KGB en todo esto? Son todas preguntas que quedaran de una vez por todas contestadas en un film que termina por llevarte a sentir compasión por el hombre responsable de la mentira mejor construida en la historia del deporte olímpico. “Acusaciones extraordinarias se deben decir con pruebas extraordinarias” y “Estamos ante los mayores tramposos de la historia del deporte” son declaraciones del doctor Rodchenkov que muestran la realidad bajo la cual se ve impulsado a convertirse en el Chuck Blazer de ésta dramática realidad. Su relato, junto a entrevistas a Richard “Dick” Pound, ex presidente de la Agencia Mundial Antidopaje y Richard McLaren, cabeza del Comité Independiente de la misma a cargo de la investigación del caso, entre otros, dan sustento a la versión de un hombre señalado de sufrir esquizofrenia por el gobierno ruso, aunado a mostrar la otra cara, la de una organización humillada, a un público que ya no vive en la oscuridad. Pero como dijo Rodchenkov “Cuando la verdad existe, lo que se ha hecho no puede ser deshecho”.