La delegación peruana bajó el telón de los Juegos Panamericanos Junior Asunción 2025 con un saldo de 23 medallas (3 de oro, 5 de plata y 15 de bronce). Fueron 115 deportistas que representaron al país en Paraguay, alcanzando podio en 13 disciplinas distintas. El resultado, sin embargo, quedó muy por debajo de lo logrado en Cali-Valle 2021, donde se consiguieron 35 preseas (6 de oro, 15 de plata y 14 de bronce) con 160 atletas.
LEE: Fernando Cabada responde a Jean Ferrari: “Se equivoca de muy mala manera porque Barcos es peruano, tiene un DNI tan válido como el del Papa”
Más allá de la frialdad de los números, el contraste evidencia una realidad incómoda: Perú perdió protagonismo en deportes en los que había mostrado solidez y no cumplió las metas trazadas por las autoridades deportivas.
El antecedente de Cali y la proyección incumplida
En Cali-Valle 2021, disciplinas como judo (5 medallas), tenis (5), atletismo (6) y karate (4) fueron pilares de la cosecha nacional. Cuatro años después, en Asunción, esos deportes apenas sumaron en conjunto seis preseas. También desaparecieron de la lista gimnasia artística, lucha y remo, que en la pasada edición habían aportado.
La diferencia numérica no es menor. El Comité Olímpico Peruano y el IPD habían proyectado alrededor de 45 medallas para esta edición. El saldo de 23 refleja un déficit evidente.
La periodista Daniella Fernández, de Movistar Deportes, lo sintetiza así: “Definitivamente no es un balance positivo en cuanto a la estadística. La proyección oficial era de por lo menos 40 medallas y nos hemos quedado 17 por debajo. Eso refleja que hay un problema en la planificación”.
Pero no todo fueron sombras. Seis deportes ingresaron por primera vez al medallero juvenil peruano. La esgrima sorprendió con tres preseas, incluido un oro histórico de Renzo Fukuda, mientras que el taekwondo elevó su nivel con cuatro podios. También destacaron el golf (dos medallas, una de oro), la natación, la vela, el tiro y el squash.
“El oro de Renzo Fukuda es interesantísimo, sobre todo porque él no vive ni entrena en Perú. Lo mismo ocurre con Lukas Eichhorn, también medallista [bronce] y radicado al igual que Fukuda en Estados Unidos. Es un reflejo de que hay talento peruano en el extranjero que a veces ni siquiera está en el radar del COP o del IPD”, subraya Fernández sobre los dos esgrimistas.
La especialista añade que lo fundamental será darles continuidad: “De cara a Lima 2027, nombres como Fukuda y Eichhorn deberían entrar a un programa especial. Si ya eres medallista en un Panamericano Junior, deberías tener un seguimiento inmediato”.

Las deudas del sistema deportivo
Más allá de los resultados, lo ocurrido en Paraguay volvió a poner sobre la mesa un tema estructural: la falta de equipos multidisciplinarios en el deporte peruano.
“Muchas federaciones ven al psicólogo como un gasto y no como una inversión. Pero la parte mental es decisiva. Lo vimos en París con Kimberly García: un tema emocional terminó siendo determinante en su rendimiento. El deportista no puede estar solo; necesita un equipo detrás de él”, advierte Fernández.
En deportes emergentes como la natación artística, de gran presentación y superando inclusive a países con años de desarrollo en la disciplina, o la gimnasia rítmica, la ausencia de especialistas se hizo más notoria. “Hoy son sus madres o sus entrenadoras quienes hacen de psicólogas. Así es imposible competir en igualdad de condiciones contra países que llevan equipos completos de ocho o diez profesionales por atleta”, agrega.


Más allá de las medallas
Aunque el saldo estadístico es negativo, estos Juegos Panamericanos Junior sirvieron como vitrina. Se han visto nuevos valores en golf, en natación artística, en voley playa. “Y hay que destacar algo importante, todos ellos clasificaron por mérito deportivo, no por ser país sede como ocurre en Lima 2019 o ocurrirá en en el 2027. Eso ya es un valor agregado”, sostiene Daniella Fernández.
Lo sucedido en Cali-Valle 2021 ya dejó una lección: de los 35 medallistas peruanos, solo 13 llegaron a Santiago 2023 y únicamente uno, Ángelo Caro, subió al podio. De esa generación, apenas dos participaron en París 2024: Inés Castillo y Mary Luz Andía. La transición de juvenil a élite sigue siendo el eslabón más débil del deporte peruano.
Por eso, lo de Asunción 2025 debe entenderse como un diagnóstico temprano. El verdadero examen llegará en los Juegos Panamericanos de Lima 2027, cuando se vea si los talentos descubiertos logran consolidarse.
Mientras tanto, la reflexión queda abierta: Perú sigue produciendo talentos, pero sin un sistema articulado que los sostenga, los resultados tienden a diluirse. “Yo te aseguro que algunos de estos nombres vamos a verlos en Lima 2027. Este torneo fue una previa. El desafío ahora es que COP e IPD trabajen juntos para que los chicos no se pierdan en el camino”, concluye Fernández.
****
¡Tu pasión merece ser premiada! Accede a contenido exclusivo, sorteos, premios y más con la Suscripción del Hincha. Da click aquí para ingresar.
