El Miami Herald y The Wall Street Journal informaron que, según fuentes cercanas a la Administración de Donald Trump, el Gobierno de Estados Unidos se preparaba para bombardear instalaciones militares dentro de Venezuela. Los reportes hablaban de una ofensiva aérea "en cuestión de días o, incluso, horas", dirigida contra el régimen de Nicolás Maduro.

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De acuerdo con las fuentes citadas, el objetivo sería presionar la salida del líder venezolano del poder y desmantelar las redes de narcotráfico vinculadas al Cártel de los Soles. Los potenciales blancos incluían puertos, aeropuertos e instalaciones navales presuntamente utilizados para traficar drogas.
Donald Trump habla sobre el ataque a instalaciones militares en Venezuela
Horas más tarde, el presidente Donald Trump fue consultado por periodistas a bordo del Air Force One sobre estos informes. Ante la pregunta de si había autorizado o considerado un ataque a Venezuela, respondió de forma escueta: "No, no son verdad". Negando, oficialmente, los reportes que circulaban en medios estadounidenses.

Donald Trump niega ataque a instalaciones militares en Venezuela.
La Casa Blanca reforzó su postura mediante la vocera adjunta Anna Kelly, quien afirmó que "cualquier anuncio de esta índole corresponde únicamente al presidente Donald Trump". De esta forma, el Gobierno estadounidense desmintió los rumores sobre un plan militar en marcha contra Venezuela, aunque la tensión regional se mantiene elevada.
Qué publicaron el Miami Herald y The Wall Street Journal
Según los medios estadounidenses, Estados Unidos evaluaba atacar posiciones militares venezolanas como parte de una estrategia para golpear las estructuras del narcotráfico y aislar aún más a Nicolás Maduro. Ambos diarios citaron a funcionarios que sostuvieron que el tiempo del líder chavista "se está agotando" y que algunos generales podrían estar dispuestos a entregarlo.
Sin embargo, tras las declaraciones de Trump y de su equipo, las versiones quedaron descartadas oficialmente. La polémica refleja el delicado momento en la relación entre Washington y Caracas, marcada por sanciones, acusaciones de narcotráfico y constantes advertencias sobre una posible intervención militar.