La administración de Donald Trump ha pensado innovar la forma en la que el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) proporciona acceso alimentario a los ciudadanos del país norteamericano. En esta nota te explicamos qué medidas planea instaurar el gobierno del jefe de Estado y cómo afectaría tu sistema de compra a futuro.

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¿Cómo planea la administración de Trump cambiar el programa SNAP?
Según La agencia AP, la administración de Donald Trump tiene pensado impedir que los cupones SNAP permitan a sus usuarios acceder a comida chatarra, como bebidas azucaradas, dulces y otros productos. La intención se centra en que las familias de bajos ingresos puedan adquirir alimentos más nutritivos, evitando que su salud se perjudique.
Robert F. Kennedy, uno de los funcionarios ligados a esta nueva medida, y Brooke Rollins, secretaria de agricultura, se encuentran detrás del fomento de esta decisión al punto en el que Kennedy ha pedido que el acceso a los cupones SNAP se modifique al grado en el que las 42'000.000 de personas inscritas a SNAP dejen de gastar sus recursos en alimentos procesados. "No deberíamos estar subsidiando a la gente que come veneno", declaró para una entrevista con Fox.
¿Qué tan factible es evitar que la población estadounidense consuma alimentos procesados?
El medio de comunicación ABC dio a conocer que ya han existido diversos esfuerzos para lograr que los beneficiarios de SNAP consuman alimentos más nutritivos. Al no haber tenido éxito, las expectativas con relación a la medida que planea instaurar el gobierno de Trump también podría fracasar.
La razón del fracaso se centra en que, actualmente, el programa pertenece al Departamento de Agricultura (USDA) y es administrado de manera independiente por cada estado. Asimismo, desde 2008 se estableció que los usuarios pueden comprar cualquier alimento, exceptuando el alcohol y los picantes.
Por lo tanto, será necesario que el Congreso cambie la ley, cosa que no sucederá porque los estados que han tratado de realizar cambios han sido rechazados, argumentando que no existen estándares claros para definir alimentos como buenos, malos, saludables o poco saludables.