Álvaro Gutiérrez no era la solución. La recontratación, a los 38 años, del Chory Castro tampoco. ¿La renovación de Diego Zabala? Es el único que puede generar algo. Pero no alcanza. ¿Los goles del Colo Ramírez? Menos. ¿Volver a jugar de local en el Parque? Ni siquiera eso. Nacional no tiene solución para el mal que lo aqueja. Peñarol se le aleja en la Tabla Anual y cada partido que pasa, el bolso juega peor.
Este domingo, los tricolores empataron 0-0 con Plaza Colonia sin lograr cambiar la imagen dejada en el debut en Belvedere (0-0) y en su segunda presentación contra Cerro Largo (2-2).
El entrenador tenía la tranquilidad de que el equipo volvía a jugar de local.
Y Plaza Colonia era el rival ideal para edificar sobre las ocho fechas en que será local en este Clausura, la posibilidad de meterse en la pelea por el Campeonato Uruguayo.
Plaza llegó con un DT interino, Sebastián Díaz, luego de que fuera cesado Adrián Fernández, quien se fue sin cosechar triunfos.
El patablanca no gana desde el 15 de abril (2-0 a Cerro Largo) y se presentó en el Gran Parque Central arrastrando cinco derrotas y ocho empates acumulados.
En los primeros 20' los hinchas que desafiaron el azote de las lluvias vieron el partido que todos imaginaban: Nacional lanzado sobre el campo rival y Plaza haciendo agua por toda su defensa.
Pero Leando Lozano cruzó una pelota demasiado abierta, el Colo Ramírez no llegó a concretar una gran jugada diagramada por Zabala y el paraguayo Antonio Galeano pateó desviado en cada intento al arco.
Y así, tras unos 20' iniciales intensos y con un líder de juego bien definido (Zabala), Nacional se derrumbó y Plaza se aprovechó de eso.
Para el segundo tiempo sumó un defensor y puso a Christian Ebere para darle al ataque una dosis de velocidad.
Gutiérrez cayó en la trampa de los tres zagueros y colocó un doble 9 sumando otra referencia en el área y forzándose a sí mismo a jugar al pelotazo, con un juego estacionado, sin asociaciones por banda, sin imaginación ni creatividad.
En tiempos donde dar referencia en ataque es una ventaja para las defensas, Gutiérrez probó una alternativa de juego que prácticamente no usa y favoreció el accionar defensivo de los colonienses.
El DT sumó más y más hombres en ataque e hizo debutar al juvenil Luciano Inverso. Pero nada cambió. Y fue tal el desconcierto en que quedó sumido el equipo en ese segundo tiempo que el propio Gutiérrez se preguntó en conferencia de prensa si había hecho los cinco cambios en el partido.
Nacional cesó a Ricardo Zielinski cuando llevaba ganados 12 puntos de 21 por el Apertura, con una eficacia de 57,1%. Con Gutiérrez ganó 31 de 54 y la eficacia es básicamente la misma en el plano local: 57,4%.
El pragmatismo de Gutiérrez fue una curita para un paciente grave. A esta altura se hace evidente que los futbolistas no tienen un plan de ejecución de juego concreto ni una idea a través de la cual empujar desde la actitud.
El rendimiento del Chory Castro fue una clara demostración de que el equipo no se puede hacer depender de un futbolista que está para ocupar un rol secundario basado más en su experiencia que en sus galopadas.
El Colo Ramírez ha sido en Nacional un experto en penales y rebotes de área chica, pero no es un jugador que pueda elevar el tono futbolístico del equipo. No está para salir del área e involucrarse en el juego sino para culminar lo que otros generen. Y este Nacional genera poquito y que mejor reflejo que eso que el nivel de Federico Martínez, sea jugando de titular o viniendo del banco.
Pasó la tercera fecha del Clausura y el triunfo no llega. Nacional es un manojo de nervios. Y por eso Diego Polenta volvió a su versión de matón, como aquella vez que agarró del cuello y zarandeó al Rayo Ramírez, de El Tanque Sisley en 2017.
Con Francisco Ginella, Yonathan Rodríguez y Gonzalo Carneiro lesionados, el bolso tampoco ligó nada en el tema lesiones.
Pero a esta altura, con tantos problemas de fondo, con tanta falta de concepto, de ideas, de juego y de fútbol, no hay individualidad que pueda salir al rescate de este colectivo.
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