En redes sociales, escenario más de discusiones e insultos que debates alturados, se escribe mucho de que la distancia (26 puntos en el acumulado) entre Universitario de Deportes y Sporting Cristal fue más grande sobre el final del campeonato. Para quien mira solo victorias, derrotas y puntos, la estadística es fría y dura. El equipo del ‘Prossor’ no pudo sostener el ritmo de finales de junio a mitad de agosto (7 victorias y dos empates, 85.1%) para caer en un bache en el último tramo del torneo (dos triunfos, tres empates y cuatro caídas para un total de 33.3% efectividad) y terminar el Clausura con tres triunfos al hilo, para llegar a tope para los ‘playoffs’.
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La interrogante de si la anulación de los tres puntos en Juliaca fue una de las razones del bache no basta, pues la respuesta siempre ha sido clara: el armado del plantel a inicios de año. Con la llegada de Miguel Araujo y Luis Abram, Cristal cuenta con la mejor defensa del Clausura: 13 goles recibidos, al igual que Universitario y uno menos que Alianza Atlético. Definitivamente, hubo un plus en la zaga -más allá de la crítica sobre el ‘Profeta’ en el gol de Alex Valera en el Estadio Nacional a la hora de atacar la pelota- pero eran necesarios más elementos para hacer frente a una plantilla como la ‘U’, que no solo reforzó puntos débiles, sino tiene muchos jugando por años a un mismo estilo.
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La tendencia era clara: con el pasado DT en el equipo y sin refuerzos para el Clausura, Cristal hubiese terminado en puestos finales o fuera de Copa Sudamericana. Entonces, es necesario que los celestes necesitan de hasta seis o siete refuerzos para competir más alto en la Liga 1. A la fecha, Cristal urge de dos centrales más, un lateral izquierdo, dos volantes, un extremo y un centro delantero. ¿La ventaja? Con la no renovación de Nicolás Pasquini, Cristal cuenta con tres o cuatro –de extenderse la plaza hasta siete extranjeros- jugadores foráneos para reforzarse en el 2026.

La búsqueda en Argentina, Brasil y Uruguay –en un principio- debe ser minuciosa. El año pasado se acertó con Santiago González, Gustavo Cazonatti y Martín Cauteruccio; hoy el ojo debe ser minucioso, teniendo en cuenta que, en el mercado nacional, casi todo lo mejor se encuentra en Ate o en La Victoria. Cristal no puede fallar en las contrataciones o dejar de contar con elementos –caso Sosa o Távara- que tranquilamente pueden reforzar al rival y –finalmente- no puede ser la idea.
Hoy puede hablarse de una base con la estrategia del DT y la presencia de Enríquez, Sosa, Araujo, Abram, Cazonatti, Pretell, Távara, Yotún, González, Maxloren y unos más, pero no puede caerse en el mismo error del año pasado cuando se argumentaba que las líneas estaban OK y no lo estaban.

La lectura siempre ha sido la misma: para el Clausura, Cristal ha logrado una pequeña, pero mejor base al final y al cabo. La salida de ‘Caute’ no fue debidamente reemplazada y mermó el gol en el Rímac. Ahora sí no hay margen de error. Debe verse un esfuerzo en la directiva para pelear en el campeonato y no quedar siempre relegado en octubre. Hoy puede terminarse en el cuarto puesto; el año pasado se fue segundo; el 2023, tercero; 2022, tercero.; y así continúa la historia.
De no campeonar el 2026, serán seis años sin títulos nacionales, que hace recordar a los millenialls de la etapa del club: entre 2006 y 2011. Finalmente, Cristal nació para ser campeón siempre.
