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“Me va bien en el colegio, saco buenas notas”, advierte Valentino. No ha sido sencillo agendar 30 minutos de su tiempo para entablar conversación. Su agitada agenda diaria lo mantiene concentrado entre las clases de primero de secundaria y sus entrenamientos. Luego están sus descansos y una dieta que aunque no es muy estricta, lo adiestra progresivamente en el cuidado de su alimentación para convertirse en un atleta.
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Su historia con la paleta frontón se inició en el 2019, cuando se mudó a Surco con su papá Alonso, un exitoso consultor en comunicaciones que encontró en el deporte la fórmula para mejorar su salud física y aunque no lo diga, la excusa ideal para compartir una pasión con su hijo. “Jugaba con mi papá y empezaba a divertirme porque este deporte también sirve para socializar y hacer amigos, me compró mi primera paleta y jugábamos mucho, pero de ahí llegó la pandemia y tuve que dejar de jugar por casi año y medio”, cuenta Valentino, que acaba de coronarse campeón en el Torneo Nacional de Paleta Frontón TCN300 Ilo 2025 en la categoría Sub 14.
“Lo que también me gusta es viajar y conocer nuevos lugares, hay mucha competencia en provincias y me ha tocado participar y hacer amigos, lo malo es que hay ciudades donde la altura te dificulta jugar y es una ventaja para el jugador local, peor aún si me enfrento a mayores, pero no me da miedo jugar con mayores, al contrario, me motiva”, cuenta.

Los viajes y el juego
En poco tiempo los viajes se han sumado a su rutina. Disfruta subir a un avión o pasar horas en bus con la expectativa de conocer un nuevo lugar y enfrentarse a chicos de mayor nivel. Su primera competencia en provincias fue en Tumbes, en el 2024. Como siempre, lo acompañó su papá Alonso. Fue también la primera vez que logró un título lejos de Lima.
“Siempre he dicho que Valentino se caracteriza por una buena técnica, él tiene mucha soltura en el brazo, tiene coordinación para los golpes. Lo que más resalto es su revés, me gusta como él hace el movimiento de ataque de revés, con mucha fuerza, mucha soltura y técnica”, afirma Leonardo Benique, conocido como Leo. Un histórico de la paleta frontón en el Perú, multicampeón en todas las categorías y también entrenador.
Desde que empezó a competir, ha participado en torneos nacionales juveniles y categorías abiertas, donde se enfrentó a jugadores de mayor edad. Entrena tres días por semana, combina las clases del colegio con las horas en la cancha y mantiene un diario donde apunta sus errores y los golpes que quiere perfeccionar.
Alonso, su papá, que también es jugador aficionado, fue quien le enseñó a dar sus primeros pasos en este deporte. “Él me dijo que si quería ser bueno, tenía que divertirme jugando, no solo ganar”, recuerda. Pero ese consejo no le impide soñar alto. “Quiero representar al Perú en unos Juegos Panamericanos. Sé que falta, pero estoy trabajando para eso”, dice sin titubear, como quien traza una meta que ya ve en el horizonte.
El talento de Valentino no pasa desapercibido. Los entrenadores de la federación de paleta frontón ya lo observan como una promesa real del futuro del deporte, no solo por su técnica sino por su capacidad de concentración. En los torneos, su forma de leer los rebotes y anticipar las jugadas desconcierta a rivales mucho mayores. “Me gusta pensar antes de golpear. No siempre se trata de fuerza. A veces es solo colocar la pelota donde el otro no llega”, comenta.
“Para este deporte se necesita mucho el pensar y distribuir la jugada, porque no todo es cuestión de fuerza, sino también de inteligencia, de saber ubicar la pelota en el lado contrario donde está el rival. El aspecto mental es muy importante, claro que sí, hay que ser fuerte en cuanto a la toma de decisiones, es muy importante, el saber requerir los tiempos para controlar ciertas jugadas, el darse motivación”, explica Leo.
“Ahora que está chico debe fortalecerse mentalmente y llegar con mucha confianza a los partidos, él sigue avanzado en las categorías, ahora está en la sub 14 y todavía le falta mucho por recorrer”, sentencia uno de los más grandes exponentes de este deporte en el Perú.

La paleta frontón y el reto de crecer
La paleta frontón es un deporte que nació en el Perú y que, sin embargo, pocos saben que es peruano. Fue inventado en la década de 1940, cuando algunos tenistas comenzaron a practicar solos golpeando la pelota contra una pared. Con el tiempo, ese pasatiempo se convirtió en una disciplina con reglas propias, pelotas más duras y paletas de madera maciza. En 1945 se disputaron los primeros torneos oficiales en el Country Club y el Lawn Tennis.
Hoy, la paleta frontón es deporte bandera del Perú, reconocido oficialmente por el Instituto Peruano del Deporte (IPD), pero todavía lucha por obtener la difusión y el respaldo institucional que merece.
“Hace unos años la categorías menores en las niñas no existía, ahora vemos que ya desde la sub 12 hay bastante presencia de niñas, niños si ha existido, pero pocos. hoy en la actualidad hay muchísima competencia a nivel nacional, los torneos que organiza la federación hace nueve años en las regiones ha ayudado mucho, este deporte está en ascenso”, asegura Benique, quien no duda en que los próximos años seguirán siendo de ascenso para esta disciplina.
TCN 1000 – Torneo Nacional de Maestros de Paleta Frontón 2025
El evento que reúne a los 8 mejores deportistas de cada categoría del circuito nacional y marca el cierre del 41° Campeonato Nacional de Paleta Frontón.
Las categorías ???????????????? (Sub 10, Sub 12, Sub 14 y Sub 16) tendrán como sede las canchas del club ???????????????????????????????????? ???????????????????????????????? ???????????????? (Chorrillos) y se desarrollará del 29 de octubre al 2 noviembre.
“De acá a diez años la competencia será mucho mayor, el nivel y la competencia que se está dando también ha crecido muchísimo”, añade Leo, quien también fue campeón bolivariano.
Valentino es parte de ese crecimiento. Por eso también comparte cada vez que puede la difusión de lo que empezó como un hobby. Lo siente casi como una misión personal. “Siempre me dicen que debería jugar tenis, que hay más oportunidades, pero a mí me gusta el frontón porque es nuestro. Es un deporte peruano, y quiero que más gente lo conozca”, dice con la seriedad de quien dicta una sentencia.
“No es tan popular como el fútbol, pero en Lima cada vez hay más canchas públicas”, advierte Valentino.

“Con Valentino vivíamos a una cuadra de Malvinas y cuando le agarró ritmo a la paleta frontón y a sus entrenamientos, iba todos los días después del colegio a jugar y entrenar. De hecho había una comunidad de Frontón en Malvinas, tenía muchos amigos y empezó a ser conocido y querido en esa comunidad, al derrumbarse la cancha se perdió toda esa convivencia. Nosotros nos mudamos”, recuerda su padre.
En Surco, cerca a la Av. Ayacucho, habían dos canchas públicas muy conocidas y concurridas por los jugadores de paleta frontón, “Malvinas” y “Valeria”. Ambas canchas emblemáticas fueron derrumbadas por el proyecto de la Vía Expresa Sur.

La pasión por difundir el deporte
Más allá de los trofeos y las medallas —ya acumula varios en torneos juveniles—, Valentino se ha propuesto un reto más grande: ayudar a que el frontón sea más popular.
Su entusiasmo contagia. Habla de sus ídolos, de las figuras que admira —jugadores históricos como Kevin Martínez o Claudia Suárez—, pero siempre regresa a la idea del equipo, de comunidad. “No quiero ser el único chico que juega. Quiero que haya más niños, más chicas, más torneos. Que se sienta que el frontón está vivo”, dice con la convicción de un pequeño embajador del deporte nacional.
En casa, su papá Alonso lo acompaña a los torneos y lleva una carpeta donde guarda recortes de prensa, diplomas y fotos. En una de ellas, Valentino sostiene una medalla más grande que su pecho. La imagen condensa lo que representa: un niño que carga sobre sus hombros la esperanza de un deporte que busca renacer.

Ya en su habitación, los cuadernos del colegio están apilados junto a la paleta. Afuera, el cielo limeño comienza a oscurecer. Valentino revisa por última vez su mochila: pelota, zapatillas, guantes, agua. Mañana tiene entrenamiento. Se acerca su último gran reto del año: el Torneo de Maestros, donde enfrentará a los mejores jugadores de su categoría y a varios mayores. Cierra el cuaderno, apaga la luz y respira hondo. En su cabeza, el sonido de la pelota rebotando en la pared sigue marcando el ritmo de un sueño que no se detiene.
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