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El partido importa poco. La ‘U’ jugó mal luego de 22 veces consecutivas que sí jugó bien y se llevó el triunfo jugando de local. La ‘U’ jugó mal y acentuó una racha negativa en el torneo local que, pese a lo contraproducente, lo mantiene como líder del torneo Apertura. Sí, líder, aunque ahora tenga que compartir la punta con Melgar.

La ‘U’ jugó mal y hubo varias razones: Gustavo Dulanto fue una, otra fue Diego Churín, un jugador escaso de argumentos para ser el delantero de un equipo bicampeón que busca el tricampeonato. También el mediocampo, sin claridad, con poca iniciativa, agotado de alguna manera. O saturado. Sí, hubo varios responsables.
Pero no se puede seguir hablando de fútbol cuando el resultado de un partido es la excusa para que un grupo de barristas se meta a occidente (aquí es claro que falló la seguridad del perímetro) e intente agredir a los jugadores, a sus propios jugadores, a esos que en esta Libertadores han logrado resultados impensados y que tienen a su equipo aún líder y con claras oportunidades de llevarse el primer título del año. Y aunque nada de eso tuvieran, la agresión y el vandalismo no son aceptables.

Los silbidos y las mentadas de madre desde la tribuna son parte del juego. Pero cruzar la cancha, meterse a la tribuna donde está la familia de los jugadores e insultarlos y lanzarle objetos cuando ya acabó el partido es cruzar el límite.
Minutos de tensión
El riesgo, la tensión y el miedo se apropiaron de los jugadores. en especial de Rodrigo Ureña que temía por la integridad de su pequeño hijo en la tribuna. Todo innecesario, castigable. “Tranquilos, ahí no que está la familia”, se escucha decir al mediocampista crema que luego es respaldado por sus compañeros.
Muchos minutos de nerviosismo. Tardó la seguridad privada en reaccionar hasta que los familiares tuvieron que ser sacados por el ingreso al campo mientras los jugadores subieron las escaleras para pechar a los barristas. ¿Y la policía? Incluso un recogedor de plástico llegó a ser lanzado por los agresores, pero felizmente no cayó en la cabeza de nadie.
Más insultos, gestos que parecían no acabar. ¿Cómo es que los barristas llegaron a la zona, supuestamente, más segura de la tribuna? ¿Quién es el responsable de que casi ocurra una tragedia? Alguien tendrá que responder en Universitario con la velocidad con que anuncian las buenas noticias.
Por lo pronto, Universitario emitió un comunicado en el que advierte que se está investigando para identificar a los agresores y da a entender que hay “intereses” ajenos al club que “promueven” estos actos vandálicos.
El secreto churre
La escena ocurrió bastante después del partido, mientras los jugadores realizaban el entrenamiento post juego. Sucedía mientras en la señal oficial de televisión los comentaristas analizaban el resultado y se sorprendían por la bulla y los insultos.
Sucedía luego que el técnico de Alianza Atlético se presentara ante la prensa y explicaba el origen del triunfo. Decía que sus jugadores estuvieron mentalizados y que hubo un trabajo curioso del cuerpo técnico, que el domingo por la mañana le hicieron a sus jugadores un “diario del lunes” donde en la tapa se leía el triunfo de los churres. “Fue el secreto del éxito”, diría Gerardo Amelí, técnico del club visitante que luego también se sorprendería y preocuparía por los incidentes en el Monumental.
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