Le decían ‘fracasado’, ‘Perú 4′ y que la Copa le iba a durar un ida y vuelta. Le recordaban que no ganaba en su estadio por Libertadores desde hacía quince años y que nunca pasó un cruce eliminatorio. Seis partidos después, el ‘pobre’ se volvió ‘millonario’. Alianza Lima es rico en billete, personalidad y retos cumplidos. En su querido Matute cerró la tarea y se metió a la fase de grupos de la Copa Libertadores. El empate 1-1 ante Deportes Iquique le bastó para lograr el objetivo.
Tras el pitazo final, algunos futbolistas soltaron lágrimas de emoción y festejaron con el ‘Comando Svr’. Y es que meterse entre los 32 mejores del torneo les permitirá un ingreso de 3,5 millones de dólares por su participación. Eso sumado al millón y medio que logró ganar en las tres fases y las enormes taquillas de los tres partidos en casa elevarían a más de 5,5 millones de dólares las ganancias por la travesía que empezó el 5 de febrero con el 1-1 ante Nacional de Paraguay.
Ayer, en un encuentro donde los nervios usaron chimpunes y la imprecisión se puso short, los blanquiazules arrancaron sudando frío con el tiro de Edson Puch desviado (4′) y un gol anulado a Steffan Pino (7′).
Poquito a poquito, Alianza fue sacándose la piyama y colocándose el overol y de la mano de Kevin Quevedo hizo daño por la derecha. El extremo la tuvo de cabeza a los 21′ y la metió de zurda a los 42′ cuando controló un balón en el área, cambió de pierna y ‘fusiló’ al golero Leandro Requena. El primer tiempo se fue con ventaja y también con la lesión de Hernán Barcos que generó la entrada de Paolo Guerrero.
El complemento fue áspero, trabado, con pocas chances y alguna broncaza. En cancha, apenas un cabezazo de un Pablo Lavandeira que alternó buenas y malas (66′). Alianza no tuvo el mejor partido de sus laterales, Alan Cantero no conectó y cuando se celebraba la victoria, Misael Dávila puso la igualdad a los 90′ y con un gol más Iquique llevaba todo a penales.
Pero el local no quiso volver a ser pobre y se aferró a sus premios despejando todo, Eryc Castillo metió un zurdazo al poste (97′) y luego hubo una enorme pelea con empujones, carajazos y el juez Yael Falcón, que tuvo problemas de comunicación con el VAR, amonestó a tres íntimos antes de pitar el final.
