Existen historias que tienden a impactar desde el primer momento. Relatos de personas que, a pesar del miedo, renunciaron a todo y dieron un giro inesperado a su vida. Es así como, cuando Elmer Alfaro se encontraba en el punto más alto de su carrera como actor cómico en Perú, decidió viajar a Estados Unidos, inicialmente con la intención de quedarse solo unos meses.
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Sin embargo, la vida le tenía otros planes. Una circunstancia imprevista lo mantuvo en Norteamérica, y pronto llamó a su esposa e hijas para que lo acompañaran en esta nueva etapa. Así comenzó su propia versión del sueño americano, enfrentando los retos y aprovechando las oportunidades que le ofrecía este país.
Primero vendió dulces peruanos
En un nuevo país, era fundamental encontrar formas de subsistir durante sus primeros años en Estados Unidos. Por eso, Elmer empezó a vender chancaquitas de manjar blanco, un dulce típico de Perú, a sus compatriotas en Nueva Jersey. No obstante, pronto se dio cuenta de que necesitaba diversificar sus fuentes de ingreso.
Su primer paso hacia la notaría fue alquilando un espacio en una tienda para ofrecer servicios de fotografía a aquellos que necesitaban tramitar documentos en el consulado peruano. Este servicio le permitió entrar en contacto con personas del ámbito consular, quienes pronto apreciaron su ética de trabajo y le brindaron la oportunidad de capacitarse como notario.
El apostillado como un servicio importante para los inmigrantes
Gracias al acuerdo de Perú con la Convención de La Haya sobre la Apostilla, Elmer descubrió una oportunidad de negocio única. Este convenio permite a los peruanos en el extranjero legalizar sus documentos sin tener que ir al consulado. Este servicio permite a los que tienen familiares que viven en el exterior hacer documentos notariales desde allá, suprimiendo el paso de ir a los consulados. Está en la Ley Nº 29445, vigente desde 2009.
Es de esta manera en la que, aprovechando esta situación, Elmer decidió abrir su propia oficina en un edificio cercano al consulado en Nueva Jersey, ofreciendo este servicio a la comunidad peruana y facilitando los trámites para quienes viven fuera del país.
A pesar que le va bien en la tierra del ‘tío Sam’, el buen Elmer Alfaro no olvida sus raíces y no descarta participar alguna vez en la política peruana. Su intención es defender los derechos de todos los migrantes que, como él hace algunos años, decidieron dejar el país en busca de un futuro mejor para sus familias.