ESPECIAL MULTIMEDIA: Paolo Guerrero, el detrás del fichaje bomba en la UCV
“Muy indignado”, declaró tras el empate 2-2 ante Cusco FC. “Espero que la FPF (Federación Peruana de Fútbol) tome cartas en el asunto con este árbitro”, añadió esperando, quizá, que el juez sea sancionado porque no cuidó su integridad frente a los jugadores del elenco cusqueño que “salieron a golpear y no a jugar al fútbol”. Y terminó con una frase lapidaria: “es un retroceso para el fútbol peruano”.
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Cada una de las palabras de Guerrero, por ser la figura que es -para muchos el mejor ‘9′ que nació en el Perú-, se escucha más fuerte que la de cualquier otro futbolista que juega en el torneo local. Retumba, remece, desequilibra. Él lo sabe y por eso no se guarda nada.
Paolo disputó 89 minutos y, de acuerdo a las estadísticas, sufrió apenas dos faltas. Sin embargo, durante el juego reclamó varias más al árbitro Boris Santos. De hecho, en el gol del empate momentáneo (1-1) de Cusco FC, el capitán le increpó al juez que fue víctima de una infracción en el inicio de la jugada. El VAR analizó la acción y decidió que no hubo nada.
“Para empezar Cristian Santos (Boris) es un árbitro nuevo pero con gran proyección que nosotros promovimos el 2022 y que lo congelaron y recién le han dado la oportunidad este año”, señala Braulio Cornejo, exárbitro asistente FIFA y ex vicepresidente de la Comisión Nacional de Árbitros (Conar). “La labor de Santos estuvo a la altura de la experiencia que él tiene. No le podemos pedir más a un juez que dirige por primera o segunda vez en el fútbol profesional”, añade Fernando Chapell, exárbitro FIFA. Boris Santos es un árbitro que fue promovido en el 2022, pero apenas ha dirigido tres partidos de Primera: uno el año pasado y dos este 2024 (Alianza-Comerciantes y Vallejo-Cusco). También fue réferi VAR dos veces.
El debut de Guerrero no solo se habla por su gol o sus críticas al árbitro, sino también por una jugada polémica en la que pudo haberse ido expulsado. Tanto Cornejo como Chapell analizan la acción.
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La polémica
Cuando el cronómetro marcaba el minuto 11 de juego y el marcaron señalaba que Vallejo y Cusco FC empataban a un gol, Paolo Guerrero fue protagonista de una jugada que pudo costarle caro. El ‘9′ le metió un codazo al defensor Jonathan Bilbao, quien cayó tendido en el césped.
El árbitro Boris Santos, que estuvo a unos metros de la jugada, inmediatamente le mostró la tarjeta amarilla al delantero, quien empezó a hacer gestos de incredulidad. Mientras los jugadores cusqueños pedían la expulsión, Paolo estaba en la zona técnica explicándole a Ronald Quinteros, miembro del comando técnico de Roberto Mosquera, que Bilbao lo venía agarrando.
En la sala del VAR, el juez Robin Segura analizó la jugada junto a Víctor Ráez y Robin López, y determinaron que la decisión de Santos estaba correcta: amonestación.
Sin embargo, el debate se abrió a partir de esa jugada. ¿Debió ser expulsado Paolo Guerrero? Para Braulio Cornejo “tranquilamente pudo ser roja, tanto por uso indebido de brazos (utilizó demasiada fuerza) y también te podría catalogar como conducta violenta (roja inmediata)”. “Los árbitros suelen confundir mucho el uso indebido de brazos, sobre todo con la zona que pega al rival (en este caso el antebrazo), considerando que es no es una zona que genere mucho daño, pero cuando la intensidad es alta ya no evaluamos con qué pega”, añade en su análisis.
Fernando Chapell cree que “es amarilla”, aunque es interpretación del árbitro del partido, ya que él está cerca de la jugada y en tiempo real, algo que detrás de cámaras, o con las repeticiones, no se puede calibrar. “Paolo es un jugador díscolo, siempre reclama, siempre quiere llevar agua para su molino”, añade.
El debate en torno a la polémica jugada en la que fue protagonista continuará y en las próximas fechas se verá si las palabras de Paolo retumbaron en las oficinas de la Comisión Nacional de Árbitros.