No estuvimos a la altura. No fuimos la selección peruana que supo salir del fondo de la tabla de las eliminatorias sudamericanas para alcanzar este repechaje. No fuimos el equipo que, tras sumar un solo punto en las primeras cinco fechas del proceso clasificatorio, fue y derrotó a Ecuador en la altura de Quito, a Venezuela en el caos de Caracas y a Colombia en el calor de Barranquilla. No fuimos esa ‘Blanquirroja’ que conoce de ‘situaciones límite’. No fuimos esa ‘Bicolor’ suelta, distendida y alegre, que juega —y gana— partidos definitorios como si fueran una pichanga común y corriente. No fuimos esa oncena asociativa, que encuentra su punto fuerte en las sociedades. No fuimos esa escuadra atrevida y llena de confianza, capaz de recibir el balón en los espacios más apretados y salir intacta, pulcra y con lujo incluido. En definitiva, ayer no fuimos Perú, el Perú al que Ricardo Gareca y compañía nos han acostumbrado.
De hecho, fuimos todo lo contrario: una representación rojiblanca imprecisa con el balón, timorata para asumir la responsabilidad del juego y frustrada ante su propio concierto de errores no forzados. Absolutamente desconocida. La superioridad peruana de la que tanto se habló durante la última semana había quedado en un discurso vacío, sin argumentos. Los primeros cinco minutos en el lujoso Ahmad bin Ali, estadio al cual llegaron cerca de 12.000 hinchas peruanos, lo demostraron. En una ráfaga de situaciones, Australia presionó alto, indujo a Perú a equivocarse con la pelota —algo repetitivo a lo largo de los 120′— y remató a la portería defendida por Pedro Gallese hasta en tres oportunidades. Por suerte, ninguna con peligro. La incomodidad se reflejó de inmediato en el ‘Tigre’, quien, desde el banquillo, les pidió posesiones más prolongadas a sus dirigidos. Si bien mejoramos en el transcurso de la primera parte, la única ‘clara’ fue un desborde de André Carrillo que terminó en un cabezazo desviado de Gianluca Lapadula. Nada más. Para el neutral, fue un somnífero. Para el peruano, un renegar constante.
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Con el rendimiento mostrado, todo indicaba que Gareca realizaría más de un cambio para el inicio de la segunda parte. No fue así. Incluso el estratega argentino se tomó su tiempo con la esperanza de una reacción peruana que nunca llegó. El evidente cansancio de la ‘Culebra’ Carrillo lo llevó a hacer el primer cambio, dándole ingreso al siempre influyente Edison Flores. La ‘Blanquirroja’ se animó con su ingreso, llevando el juego a las bandas, las zonas del campo donde más sufrían los ‘socceroos’. Sin embargo, Christian Cueva empezó a sufrir calambres, con lo cual la dinámica del ataque peruano decayó notablemente. Pasaron 90 largos minutos y la selección seguía sin rematar al arco contrario, una señal clara de la gran labor táctica del equipo dirigido por Graham Arnold. Los tiempos suplementarios vieron un mayor peso ofensivo de la sele gracias, en gran parte, al empujón anímico que caía de las gradas del Ahmad bin Ali. Ante tanto aliento, el ‘Orejas’ ganó confianza, anticipó un centro, brincó por encima de los gigantes australianos y remató de cabeza, pero el palo izquierdo negó el tanto peruano. Luis Advíncula y ‘Cuevita’ también probaron al arco, aunque ninguno tuvo suerte. Penales.
Perú comenzó bien la tanda, con Gallese atajando el primer cobro australiano; no obstante, los remates de Advíncula y Valera tampoco tuvieron éxito, conduciendo al final de un sueño mundialista que hace un año parecía inalcanzable. Mientras hinchas y jugadores peruanos lloraban de manera desconsolada, la escuadra ‘aussie’ festejaba su quinta clasificación consecutiva al Mundial. Merecido lo tienen: su DT Arnold preparó un partido rocoso, friccionado y sumamente incómodo, tal y como lo hizo Nueva Zelanda en Barcelona. Aquella vez nos costó ganarlo. Esta vez no se pudo.
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Al finalizar el encuentro, el capitán Gallese dio la cara ante los medios para lamentar lo ocurrido. “Es un momento bastante duro. Todos estábamos con la ilusión de ver nuestra bandera en un Mundial, pero no se pudo. Estoy orgulloso de mis compañeros, que en la adversidad nos levantamos”, señaló el ‘Pulpo’. Además, respaldó al entrenador culpable de dos procesos más que exitosos: “Nos gustaría que se quede (Gareca). Nos cambió la mentalidad”. A todos, Pedro. A todos.
La palabra
Aaron Mooy, mediocampista de la selección australiana
“Ha sido un proceso clasificatorio muy complicado, con el covid y todo. Nos mantuvimos ahí y cuando se trata de penales, uno nunca sabe quién puede ganar. Fuimos un equipo con suerte hoy”.