La goleada en Cochabamba quedó atrás. Parece un recuerdo difuso, noventa minutos cargados de distracciones y estupor. Hoy River (desde las 19.15 y por Fox Sports) irá por un triunfo holgado, un resultado contundente que le permita acceder a las semifinales de la Copa Libertadores.
¿Es posible hablar de una epopeya o de una hazaña, teniendo en cuenta su rival? No importa, para los hinchas que una hora antes del partido se autoconvocaron para un banderazo, esos son los rótulos que mejor le quedarían a la clasificación, los mismos que utilizaron en las redes sociales o en la confitería del Monumental durante toda la semana.
Para ellos, que en el último lustro supieron abrazarse a la gloria de la mano de Marcelo Gallardo, pegar más de tres gritos -y no sufrir ninguno- ante Jorge Wilstermann tendrá un costado épico. Si hasta el Muñeco, uno de los técnicos más ganadores de la historia millonaria, elevó al máximo la vara en la previa de este duelo con los bolivianos. A fin de cuentas, el laureado estratega aseguró: "Es el máximo desafío de mi carrera".
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Si se repasa la jerarquía individual de uno y otro equipo, River tiene ventaja. El presupuesto anual de Jorge Wilstermann no es superior a 2.400.000 dólares, ¡100 mil billetes menos! de lo que el coloso de la banda roja invirtió en el pase de Rafael Santos Borré. La distancia de los números toma mayor relieve si se repara en que el club que conduce Rodolfo D'Onofrio gastó 20 millones de la moneda norteamericana en refuerzos. Así y todo, el Aviador ganó 3 a 0 en su casa y tuvo un mejor funcionamiento que su ilustre adversario.
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La misión no será sencilla para River, está claro, ya que un gol de visitante obligará al Millonario a marcar cinco. Jonatan Maidana, uno de los referentes y el único futbolista que habló en la previa del partido, invocó a "un milagro". En definitiva, el equipo argentino lo que necesita es contundencia. Con Sebastián Driussi y Lucas Alario en el Zenit ruso y el Bayer Leverkusen alemán, la responsabilidad de hacer explotar la garganta de los hinchas quedó los pies de Ignacio Scocco. Nacho falló en Bolivia. ¿Quién será su socio de ataque? ¿El colombiano Santos Borré, de flojísimo nivel en Cochabamba y presente en la red de San Martín de San Juan, o Carlos Auzqui, quien también venció la resistencia de los cuyanos?
Poco trascendió de la intimidad del plantel porque Gallardo decidió concentrar a los jugadores durante dos días y medio en el Sofitel de Cardales, lejos del ruido de Udaondo y Figueroa Alcorta. El que se hizo escuchar fue Cristian Chávez. "Soy hincha de Boca y siempre le quiero ganar a River", disparó Pochi. Y hasta hizo una gestión para que el equipo se entrenara en Casa Amarilla.
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Jorge Wilstermann se corporizó en una suerte de Jack, el niño que plantaba habichuelas mágicas y derribaba gigantes. Ya bajó a Peñarol, Palmeiras y Atlético Mineiro. El grande de Núñez quiere cortar la racha esta noche en el Monumental y bajo la lluvia, según el pronóstico meteorológico. Tal vez sea una buena señal. A fin de cuentas, River necesita un diluvio de goles para seguir en la Copa. Fe sobra, si el Muñeco hizo practicar penales en la última práctica.