Un Monterrey sobresaliente, sublime en el segundo tiempo; implacable, porque el adversario ya rezumaba, transpiraba, ese tufo agrio a víctima.

LOS ÁNGELES -- La cita perfecta: el homicida y el suicida. La ecuación perfecta de dos desesperaciones. Y el mejor Rayados del torneo –y de varios torneos—aniquila al San Luis y es el primer finalista del Apertura 2024. 5-1 en la noche explosiva de Monterrey. 6-3 en el epitafio de los Potosinos.

Doménec Torrent montó la trinchera. Un parapeto casi perfecto. Resistió 45 minutos esa cortina de estoicos y espartanos humanos. Se fueron al medio tiempo con el 0-0 que era esperanza potosina y angustia regiomontana. El arquero saltimbanqui Andrés Sánchez había sido el héroe sin saber que la villanía se apoderaría de él en la segunda mitad.

Un Monterrey sobresaliente, sublime en el segundo tiempo; implacable, porque el adversario ya rezumaba, transpiraba, ese tufo agrio a víctima. Fue, finalmente, el gigante anhelado en el Gigante de Acero. Fue la versión de Rayados que buscaron, sin encontrar, el ex-Rey Midas Vucetich y el siempre ya merito Tano Ortiz.

¿Para qué alcanza? Para que las preocupaciones propias de Cruz Azul y América, los otros semifinalistas, los gladiadores de este domingo, para que esas preocupaciones se prolonguen hacia la Gran Final.

¿Para qué alcanza? Para que Monterrey al menos refriegue dignamente, si ofrece una versión similar o superior, en el desenlace del futbol mexicano, ya sea ante el favorito Cruz Azul o ante la eterna amenaza del hoy Bicampeón América.

¿Se excedió San Luis en sus bastiones defensivos? Torrent sabía el torrente ofensivo que pretendería gestar Rayados, especialmente con cinco jugadores de altísimo nivel futbolístico. Para eso emergieron, pacientes primero, e implacables después, Sergio Canales, Oliver Torres, el Corchito Rodriguez, Lucas Ocampos y Germán Berterame.

Sí, ese pentagrama melódico de Rayados, el pentágono delictivo de Monterrey, esos Cinco Jinetes de la Apocalipsis potosina, se encargaron de aniquilar en el segundo tiempo a San Luis. Y además con goles espectaculares, como los que firmó Canales, y como con el que terció Brandon Vázquez, para que Berterame y un autogol de Daniel Guillén redondearan el veredicto, que hizo transitar a la delirante tribuna de los rictus de angustia y dudas, evocando los espectros de otros fracasos, hasta la manifestación jubilosa de ver a su equipo en otra Final. Claro, la alegría suprema deberán esperarla ante La Máquina o ante las Águilas.

Dominic Torrent eligió la muerte digna sobre el suicidio oscuro. Después del 2-0, retocó su esquema. Lanzó a la cancha a esos que transpiran amenaza: Vitinho, Leo Bonatini y Salles-Lamonge, quien recolocaría el drama en el 3-3, al cobrar un penalti claro sobre Vitinho, pero que el Gato Ortiz sólo marcó, remolonamente, refunfuñando, porque el VAR le apretó las entendederas yle ajustó los lentes de contacto.

Pero a San Luis no le alcanzaba el resoplo furtivo del empate. El reglamento estaba sentado con el pulgar abajo, en la banca de Rayados. Y debió buscar el cuarto, pero la solidez del dique se había venido abajo, y cayeron como alcayatas sobre su ataúd el autogol de Guillén, un obús de Oliver y el zapatazo de Brandon Vázquez.

San Luis se irá con los honores de haber sido un feroz animador de la Liguilla, especialmente porque en una desproporción financiera y de nómina, al menos hizo tragar amargo a media ciudad de Monterrey durante casi 175 minutos de heroicidad inconclusa.

Martín Demichelis deberá esperar a conocer a su rival en La Final para organizar los siguientes 90 minutos. De ser primero local ante el Cruz Azul, será arriesgado soltar a sus mastines, especialmente a esos Cinco Jinetes del Apocalipsis, ese pentagrama futbolero que arrulla hoy a la afición regiomontana.

¿Y si es América? Igual de complejo será atreverse a jugar con la fortuna, investido de huésped ante un equipo que ha tomado su mejor forma conforme avanzó desde el Play-In y que ostenta petulantemente los galardones de Bicampeón y del #ÓdiameMás.

Sin embargo, la realidad es que el único preocupado no será ya Rayados, sino cualquier adversario, revisará tiritando, los detalles vastos, amplios, versátiles de los que hizo gala Monterrey ante San Luis. Sí, no sólo sacaron el visado a la Final, sino además dejaron amenaza y desafío en sobre cerrado.