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Gago había jurado que conocía todos los ingredientes de un Clásico; la noche del martes, ante el América, o mintió o desmemorió.
LOS ÁNGELES -- Fernando Gago tuvo un inoportuno ataque de amnesia. Había jurado que conocía perfectamente todos los ingredientes implacables de un Clásico, que se había amamantado de ellos plenamente (con Real Madrid y Boca Juniors). La noche del martes en el Estadio Akron, ante el América, o mintió o desmemorió.
Y El Nido no perdonó: 3-0 (Julian Quiñones, Diego Valdes y Henry Martín) que parece oficializar el acta de defunción del Guadalajara en la Concachampions. #LaTrilogíaDel Odio la descarapeló la pusilanimidad táctica de Fernando Gago.
De entrada, ante America, comenzó con una línea de cinco, pero con los laterales con freno de mano. Arrancó con una trinchera que exudaba miedo.
Él, Gago, el expertísimo en Clásicos olvidó las esencias espirituales de estas batallas: honor y valor. Chivas salió encogido desde el vestuario. Lo empequeñeció el pizarrón de su entrenador.
Y América olisqueó el almizcle de la cobardía táctica del adversario. Y se le fue encima. Le saqueó la pelota, le asaltó su estadio, su cancha y el escaso espíritu combativo.
En ese dominio incesante, paseando por la cancha al Guadalajara, encontró América la ventaja. Eduardo Torres, improvisado como central, trompica inocentemente a Julián quiñones en el área. El mismo colombiano asume la potestad desde el manchón. Y marca el 1-0 bajo los cánones de raso, fuerte y colocado.
Parecería que los grilletes tácticos impuestos por Gago, son los mismos jugadores quienes deciden sacudírselos y rebelarse a las órdenes de autocensura de su entrenador. Lo deciden casi todos, excepto, de nuevo el Vocho Guzmán, quien ratifica la criogenización de sus gónadas cuando tiene enfrente a las Águilas.
Pero, América, experto en manejar los tiempos del partido y las emociones confundidas del adversario, replantea su posicionamiento en la cancha muy temprano en el primer tiempo.
Sin embargo, la tibia mejoría del Guadalajara no alcanzó para algo más que inquietar, sin llegar a soponcios a Luis Angel Malagon y al fondo americanista. Con el 1-0, y en medio de los jaloneos entre varios jugadores, se fueron al descanso.
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Y tal vez Gago salió del ataque de amnesia en el vestuario respecto a su excelsa experiencia en Clásicos, porque saltó al segundo tiempo un Chivas intenso, ya liberando del confinamiento a sus laterales, y empezando a incursionar con más vehemencia.
Pero, en los mejores momentos del Guadalajara, Torres carga con la segunda amarilla y el exilio al vestuario, tras un cabezazo accidental sobre Quiñones. Fue el golpe de gracia para Chivas.
Minutos después de que el Rebaño se queda con diez, Diego Valdés firmaría el 2-0, ya entre el caos y nuevos experimentos de Gago en la formación de su equipo que poco ayudaron a darle al menos una coherencia defensiva.
En un tsunami de modificaciones, por parte de ambos equipos, América hizo abrigar esperanzas a los impulsos de Cade Cowell y escarceos del Piojo Alvarado, mientras que Javier Hernandez dejó en claro que no está en forma futbolística ni en ritmo para que sea enviado a la cancha como salvador.
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Y cuando el 2-0 parecía indulgente, piadoso, porque ya América había ajustado líneas para adormecer al rival, a la pelota y al mismo juego, apreció el gol de Henry Martín. UN remate vistoso al 94, tras un bazukazo de Santiago Naveda. 3-0.
Y con el pobre rendimiento de Chivas, la historia en Concachampions parece escrita. Pocas esperanzas de hazaña y de épica pudieron verse en el Guadalajara, ante un América Sólido, y que en ocasiones pareció administrarse, pensando más en Tigres el fin de semana, que en la vuelta en el Azteca.
Así se resume todo: Fernando Gago tuvo un ataque de amnesia, perdió la memoria, y América sentenció ya a las inofen-Chivas: 3-0.