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César Huerta pertenece a esa estirpe de futbolistas con la piel curtida por el esfuerzo, por ende las burlas o críticas no lo doblan y hoy está convertido en ídolo en Pumas y en uno de los jugadores más desequilibrantes de la Liga MX.
César Huerta pelea cada balón como si fuera el primero… O el último.
El apodado ‘Chino’ pertenece a esa estirpe de futbolistas que tienen la piel curtida por el esfuerzo, por las puertas que se les cerraron en el camino y por la constante necesidad de demostrar que tienen validez.
Lo han desdeñado y nunca compró la idea de que su lugar estaba lejos del protagonismo en el futbol. Lo respaldan la persistencia y una fe inquebrantable a prueba de todo.
La carrera de Huerta tiene ciertas similitudes con otras de jugadores que tardaron en despuntar, pero que cuando encontraron un sitio, entiéndase el club que depositó su confianza en ellos, demostraron sus reales alcances.
Luis ‘Matador’ Hernández y Oribe Peralta, por citar solo dos casos. No es que el ‘Chino’ tenga condiciones futbolísticas parecidas a ellos; sin embargo, comparten el tesón y la lucha cotidiana por ganar credibilidad.
Estas historias con final feliz también tienen en común la conexión que logran de manera natural los futbolistas con el aficionado.
A la gente le gusta que el jugador deje la piel en la cancha, que no escatime esfuerzo alguno y que juegue de la misma manera un partido intrascendente u otro de vida o muerte.
Se llama identidad. En algunos años poco o nada se recordará que César Huerta pasó por equipos como Chivas, Mazatlán o Monarcas. Se evocará con nostalgia al ‘Chino’ de los Pumas, al que en un abrir y cerrar de ojos —y gracias a la confianza de Antonio Mohamed— se convirtió en ídolo e incluso llegó a la Selección Nacional.
Hace apenas unos días, el habilidoso atacante fue víctima de burlas, protagonista de memes y se le cargó el estigma de ser un “pésimo” cobrador de penaltis. Esto, luego del partido entre México y Honduras en el que le repitieron en dos ocasiones su lanzamiento y finalmente en el tercer intento consiguió la anotación.
Si alguien pensó que dicho ambiente tóxico a su alrededor lo doblaría, se equivocó de forma rotunda. Tras un partido discreto en Guadalajara, el ‘Chino’ salió a CU con el orgullo por delante y dispuesto a celebrar su cumpleaños 23 en todo lo alto.
Lo logró. Fue el artífice de la victoria ante su exequipo con dos goles, uno de ellos desde el manchón penal ejecutado con maestría.
Poco se reparó en que a Huerta no lo merman las fallas, pues desde hace algún tiempo convirtió el “volver a intentarlo” en un estilo de vida.
Por si algo le faltaba a la noche soñada del domingo pasado, tuvo un gesto que acabó de enamorar al pueblo universitario: portó una camiseta por debajo del jersey de juego que decía la leyenda “re hecho en CU”.
Y sí, el Club Universidad no lo vio “nacer”, pero fue el que le otorgó su título como “futbolista”.