Había deuda con el rendimiento, con ganar un partido sin recibir goles, con las ilusiones de volver a ver la bandera blanquirroja flameando en un Mundial… y hasta con la historia patriótica misma. En la víspera a un nuevo aniversario del Combate de Angamos, la selección honró la memoria de Don Miguel Grau y sus combatientes.
'El Clásico del Pacífico' no solo suponía doblegar a un combinado chileno que venía gravemente herido de resultados, sino también a las deficiencias que hemos venido mostrando a lo largo de estas Eliminatorias.
Los errores individuales, los goles en contra en cantidad y la falta de efectividad a la hora de concretar lo generamos eran los principales 'enemigos' que debíamos vencer ante los sureños y ayer por 90 minutos prácticamente hundimos esos fantasmas.
Al comienzo la marea fue alta: los de Lasarte jugaban en nuestro campo y recuperaban el balón apelando a su tradicional velocidad. No obstante, conforme fueron pasando los minutos hicimos pie y sobre todo no perdimos la cabeza.
Cueva no compró la provocación de Isla en la acción previa a su gol y más bien se puso a jugar; así halló la recompensa que buscaba y el gol que necesitábamos para meter el encuentro a nuestro ritmo.
El altísimo nivel que tras ello mostró Callens, la soberbia actuación que brindó Aquino en el medio y el pundonor que mostraba Paolo arriba, daba la confianza de que se podía seguir vivos en estas Eliminatorias. Peña, cual piloto naútico, terminó de cristalizar ese presagio con una excelente definición.
Se salió fortalecido de este clásico y ahora hay que subir a la altura de La Paz pero como dijo 'El Caballero de los Mares' hace 141 años: “De este buque nadie se rinde".
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Los goles del Perú 2-0 Chile
Christian Cueva y Sergio Peña fueron los autores de la victoria en el Estadio Nacional.