El offside o fuera de juego es probablemente una de las reglas que más controversias ha causado entre los hinchas en la historia del fútbol. Considerada una aliada cuando se sanciona a favor y tomada como una enemiga cuando se pita en contra, todavía hoy en día un gran sector de la fanaticada sigue sin comprender completamente todas las implicancias de la popular ‘regla 11′.
Así como el propio juego ha ido evolucionando con el pasar del tiempo, la norma también ha experimentado variaciones para adaptarse a las nuevas necesidades. Así, por ejemplo, de su primera versión de 1863 en Inglaterra, la cual establecía la prohibición para los jugadores de ubicarse por delante de balón y antes de la portería al recibir un pase (inspirada en el reglamento del rugby), queda ya muy poco dada su vaga definición.
Para 1866, el criterio se había especificado más. “Un jugador queda en fuera de juego si en el momento en el que recibe el balón o este llega a su altura, entre él y el arco contrario hay menos de tres jugadores adversarios, incluyendo al arquero”, era la nueva disposición. Esta se mantuvo durante un buen tiempo hasta la irrupción de alguien que vio una oportunidad de sacar ventaja: Bill McCracken.
Bill McCracken forma parte del salón de honor del equipo inglés. Foto: Newcastle United
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El jugador que ‘burló el sistema’
En los primeros años del siglo XX, el defensa nacido en Belfast empezó a aplicar una sencilla pero hasta entonces ingeniosa estrategia: si un delantero rival debía quedar ante un zaguero y el portero del otro equipo para caer en fuera de juego, a él le bastaba con adelantarse unos pasos para provocar dicha situación. Es decir, generar lo que actualmente se conoce como la “trampa del offside”.
De esta forma, en complicidad con su compañero Frank Hudsperth, empezó a aplicar la táctica en cuestión con muy buenos resultados: entre 1905 y 1910, su club, Newcastle United, logró ganar tres ligas de primera división y una Copa FA gracias a la significativa reducción en la cantidad de goles recibidos. Sin embargo, el éxito del norirlandés terminaría cobrando una víctima inesperada: el espectáculo.
Al percatarse de que esta estratagema funcionaba tan bien, otros clubes empezaron a replicarla, lo que derivó en un descenso drástico del número de anotaciones y el consecuente hastío del público. Por ello, hacia 1925 (dos años después del retiro de McCracken), la Federación Inglesa promovió otra modificación.
McCracken llegó a ser apodado como "El mago del offside". Foto: Página 12
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“Un jugador se halla en fuera de juego si se encuentra más cerca de la línea opuesta que el balón y el penúltimo adversario”, dictaba la nueva reglamentación. Es decir, ahora el futbolista atacante solo era considerado en posición ilícita si tenía únicamente delante de sí al golero al momento de recibir un pase. Precisiones más, precisiones menos, esta sigue siendo la esencia del fuera de juego tal como se entiende en nuestros días.
El cambio tuvo efectos inmediatos. En esa temporada, la cantidad de tantos se incrementó en un 36% y el promedio llegó a ser de tres goles por encuentro. Insistir en la maniobra de McCracken se volvía ahora más peligroso, pues en caso de fallar, el arquero quedaba absolutamente desprotegido.
El fuera de juego moderno ha sufrido algunas variaciones respecto a la versión de 1925, pero sigue siendo en esencia la misma regla. Foto: El español
¿Qué dice la regla actual del fuera de juego?
De acuerdo con la International Football Association Board (IFAB), entidad que tiene a su cargo definir las reglas del fútbol a nivel mundial, un jugador se encuentra en fuera de juego cuando
- su cabeza, tronco o pierna (pie incluido) se encuentran, total o parcialmente, en la mitad del terreno de juego adversario (excluyendo la línea central) y
- su cabeza, tronco o pierna (pie incluido) se encuentran, total o parcialmente, más cerca de la línea de meta contraria que el balón y el penúltimo adversario.
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La interpretación de esta cada vez más intrincada norma ha traído numerosos quebraderos de cabeza para árbitros y jugadores, incluso con la llegada del VAR como herramienta de asistencia. El tema no ha sido ajeno para la FIFA, que ya anunció la implementación de un sistema de inteligencia artificial para ayudar a evitar polémicas.
La experimentación empezará en el Mundial Qatar 2022 y, en caso de resultar exitosa, se aplicaría en lo sucesivo a todas las competencias. Casi 100 años después, será necesario recurrir a la tecnología para solucionar los problemas vigentes de una regla creada para intentar frenar abusivas ventajas surgidas del ingenio humano.
Con información de EFE