El FC Barcelona, en medio de una coyuntura deportiva y económica delicada, se enfrenta a una encrucijada que podría marcar el fin de una era en su relación con Nike. Con un contrato vigente hasta el 30 de junio de 2028, el club catalán se encuentra en una posición donde la continuidad con la marca estadounidense se ve amenazada por una propuesta tentadora de Puma. La relación entre las partes comenzó en 1998, bajo la presidencia de Josep Lluís Núñez, y se renovó en 2018 con un acuerdo que abarcaba dos aspectos cruciales: el patrocinio en sí, con una suma fija para el club, y la provisión de las camisetas, con elementos variables.
Sin embargo, las aguas han tomado un rumbo tumultuoso en la relación actual. Tres demandas pendientes de resolución, presentadas durante la gestión de Josep Maria Bartomeu, añaden una dosis de tensión a este escenario. Estas demandas abarcan desde la aplicación indebida de bonificaciones hasta disputas sobre los límites de venta de camisetas en otros países, pasando por acusaciones de competencia desleal.