Durante una semana la calle Frederic Mompou se ha convertido en esa esquina del barrio donde se juntaban con los amigos de toda la vida, en esa vereda donde conversaban con los vecinos o la sala de la casa por donde desfilaban, por la TV, los ídolos de siempre. Así lo están viviendo los peruanos que radican en Barcelona a las afueras del hotel Hesperia Sant Just: la selección peruana es el vínculo más cercano que tienen con la vida que tuvieron en territorio nacional.
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Por eso, en el máximo de la emoción, ayer rompieron filas, burlaron la seguridad y fueron en busca de los referentes. Cueva y Carrillo tuvieron que ‘soportar’ tanto cariño y devolverlo con la clásica firma de autógrafos y fotos requeridas. Así se vive fuera del país cuando la Blanquirroja llega.
Es la historia de cada peruano que está apostado a las afueras del hotel y en el campo de San Cugat. Por eso frente a las cámaras no faltan los saludos para la ciudad en la que nacieron, para el familiar que lo ve desde un punto del país, para los amigos que aún recuerda.
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