La ilusión duró 45 minutos. México ganaba por 2-0 y sucumbió por 2-3 ante Colombia, que en el segundo tiempo cambió la historia.
LOS ÁNGELES -- La ilusión duró 45 minutos. México ganaba por 2-0 y sucumbió por 2-3 ante Colombia, que, en el segundo tiempo, cuando decidió hacer acopio de su arsenal, cambió la historia, y pudo conseguir un marcador más abultado.
Contrastes totales. Un primer tiempo de fiesta mexicana en la cancha y compartida por las dos aficiones en la tribuna. Pero, de resaltarse, Colombia cuando despertó, cuando quiso, terminó llenando de fiesta cafetalera la tribuna y de luto mexicano la cancha y el tendido.
Cierto, es un amistoso, en fechas incómodas, y ante un adversario que llegaba de vencer a Venezuela con un autogol, y sin un entrenamiento serio previo al partido, acaso videos y charlas, mucha charla inductiva, pero en el primer tiempo, la versión de México resultó agradable.
Entendiendo las distancias y los climas, pero, en este once de la primera mitad, improvisado, armado con piezas de refacción, la Selección Mexicana se mostró con mayor dignidad competitiva que el esperpento huidizo, desordenado, que terminó cayendo en Tegucigalpa ante Honduras.
Trato fácil con el balón. Ligereza y libertad que se potenció con la solidaridad de jugadores que, al menos, creyeron el discurso de que no hay camisetas asignadas todavía para e Final Four y la Copa América.
Dominando el primer tiempo, a excepción de un par de sustos bien resueltos por el arquero Toño Rodríguez, México fue más frecuente merodeando las angustias de Ospina, que lo que sufrió en el fondo.
Entendiendo que hay jugadores con destino incierto en la misma Liga MX, Omar Govea, Jordi Cortizo, Chino Huerta, Memo Martínez y Dieter Villalpando se dedicaron a improvisar enlaces, a aquietar la pelota cuando era necesario, pero darle idea y viveza cuando tenían oportunidad.
Y de hecho El Tri toma ventaja de esa manera. Por enjundia y viveza, Omar Govea roba el balón en la salida de Colombia y entrega a Memo Martínez, quien con sangre fría amaga, pero cede a la derecha, donde arriba Govea para vencer el lance de Ospina. 1-0. Debut y gol.
La anotación desconcertó a Colombia. México terminó cerrando el primer tiempo regodeando el balón, administrando sin precipitación la tenencia del balón y los refunfuños del rival, para ahogar los últimos segundos del cronómetro.
Para la segunda parte, el Tri de Jaime Lozano presentó la consigna de sumar. Cumplió al minuto 49, esta vez con Jordi Cortizo aprovechando una deficiente marca, gira hacia adentro y mete el disparo abajo y cruzado, que obliga a Ospina a arrojar sobre su derecha el despeje. Aparece Memo Martínez sobre la izquierda y sin pensarlo mete el disparo, con un ángulo complicado, más aún ante la veteranía del portero colombiano, pero la emboca abajo, pegado al poste. 0-2. Otro debut con gol.
El 2-0 hirió a Colombia. Sacó la experiencia, oficio y calidad de sus jugadores. Empezó a acorralar a México, y principalmente a meter con mayor fuerza la pierna. El partido se desequilibró, obligando a México a tratar de organizar un latigazo.
Pero, en esa presión, llega el 2-1, al 55', con un disparo del central Andrés Reyes, que roza el zapato de Peña, para agregarle ebullición al cierre del encuentro.
Producto de esa presión, ese oficio colombiano, la inocencia mexicana en el cuerpo a cuerpo y en el mano a mano, empezó a resquebrajar al Tri. Roger Martínez, el eterno deudor con el América, pepena un balazo desde 30 metros, con bote complicado, que clarea a Toño Rodríguez. 2-2 al minuto 68.
México fue cediendo, desordenándose, perdiendo los duelos individuales, las marcas y cayó en el desorden. Colombia ya se enseñoreaba en la cancha y factura a los 92 minutos, con una vertiginosa jugada que inicia Roger Martinez en fuera de lugar, y su centro pasado, casi por abandonar la cancha es rescatado por David Silva y rematado implacablemente por Carlos Gómez. 2-3.