05/12/2025

Bolivia más allá de la altura: así se construyó el ‘milagro’ del repechaje con pocos recursos, sin ‘vacas sagradas’ y una apuesta por Sub 25

Hace 3 meses

Bolivia más allá de la altura: así se construyó el ‘milagro’ del repechaje con pocos recursos, sin ‘vacas sagradas’ y una apuesta por Sub 25

Bolivia encontró en la altura y la renovación de Óscar Villegas la fórmula para clasificar al repechaje. Una historia de planificación inteligente, aprovechamiento y jugadores adaptados a condiciones que asfixian a sus rivales

Bolivia encontró en la altura y la renovación de Óscar Villegas la fórmula para clasificar al repechaje. Una historia de planificación inteligente, aprovechamiento y jugadores adaptados a condiciones que asfixian a sus rivales

Después de 30 años de frustraciones, Bolivia vuelve a soñar con un Mundial. Con 20 puntos en las Eliminatorias, La Verde se quedó con el séptimo lugar de la tabla que otorga el boleto al repechaje para el Mundial. Su clasificación no fue casualidad: fue el resultado de decisiones que transformaron las limitaciones históricas en ventajas competitivas.

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El Alto: la decisión que cambió todo

La clave del éxito boliviano tiene nombre: Estadio Municipal de El Alto, en Villa Ingenio. Construido entre 2013 y 2017, este coloso ubicado a 4150 metros sobre el nivel del mar se convirtió en la fortaleza inexpugnable de la selección boliviana. La decisión de trasladar los partidos desde La Paz (3650 metros) a este nuevo recinto fue revolucionaria.

Los números en El Alto hablan por sí solos: Bolivia terminó invicta en su nueva casa durante las Eliminatorias con cuatro victorias y dos empates (ante Paraguay y Uruguay). Los resultados fueron contundentes: 4-0 a Venezuela, 1-0 a Colombia, 2-0 a Chile y un histórico 1-0 a Brasil.

Se demostró que en El Alto, las jerarquías tradicionales del fútbol sudamericano no existen. Antes de la mudanza —post Copa América—, Bolivia solo se impuso a Perú en La Paz, perdiendo incluso de local ante Argentina (0-3) y Ecuador (0-2).

A mayor altura, la menor presión atmosférica afecta dramáticamente el rendimiento de rivales no aclimatados. En El Alto, los efectos son extremos: cansancio prematuro, náuseas, menor oxigenación y pérdida de potencia física. Bolivia aprovechó estos efectos y sacó máximo provecho con una preparación específica y un plantel adaptado.

La diferencia de 500 metros respecto a La Paz puede parecer mínima, pero en términos fisiológicos es significativa. Los visitantes llegaron al límite de sus capacidades. Los bolivianos se hicieron respetar.

Un arquitecto a la medida

Óscar Villegas llegó a la selección en julio del año pasado con una comprensión profunda del fútbol boliviano. El cochabambino la tenía clara: conocía las fortalezas y limitaciones del futbol local, las características de los jugadores disponibles y, fundamentalmente, cómo explotar la ventaja de la altitud. Llegó procedente del Always Ready, el equipo que empezó a exprimir Villa Ingenio a nivel continental. Después de los ciclos de Gustavo Costas y Carlos Zago en el mismo proceso.

Su récord habla por sí solo: con un 47.2% de efectividad (17 puntos en 12 partidos), ostenta el mejor porcentaje de puntos obtenidos de cualquier técnico boliviano en Eliminatorias bajo el formato actual. Supera ampliamente a técnicos históricos como Carlos Aragonés (33.33%) y Mauricio Soria (38.2%).

No llegó a improvisar. Lideró un proyecto enfocado en la renovación generacional, apostando por jugadores jóvenes menores de 25 años. Solo mantuvo excepciones puntuales como el arquero Carlos Lampe (38 años) y el defensor Luis Haquín (27 años). La apuesta fue estratégica. Los jóvenes se adaptaron mejor a las exigencias y mostraron mayor capacidad de resistencia en condiciones extremas como las de El Alto.

Villegas cambió la mentalidad boliviana. Históricamente conformista, Bolivia mostró ambición y personalidad bajo sus órdenes. El estilo de juego se volvió más agresivo y físico. Pero resultados como el triunfo frente a Chile (1-2) en Santiago, la primera victoria como visitante en 31 años, demostró que el cambio trascendía lo local. Bolivia ya no se conformaba con resistir; salía a competir en cualquier escenario.

Batallas directas por el repechaje

Bolivia dominó a rivales que históricamente la superaban en enfrentamientos directos que fueron decisivos. Contra Chile sumó dos victorias categóricas (2-0 en El Alto y 2-1 en Santiago), aprovechando una generación dorada chilena en decadencia para sacar seis puntos determinantes. Se impuso por goleada a Venezuela y derrotó a Perú en El Alto, sin lograr sumar ante ellos de visita, pero la diferencia ya estaba ganada.

La última jornada fue dramática. Mientras Bolivia lograba el milagro, por la mínima contra Brasil, Venezuela caía goleado 6-3 ante Colombia. Un gol brasileño le hubiese dado la clasificación a la Vinotinto. Pero La Verde resistió. Esta combinación de resultados sentenció la clasificación boliviana al repechaje.

El contraste fue evidente: Bolivia aprovechó su fortaleza casera contra el Brasil de Ancelotti, mientras que Venezuela sucumbió de la peor manera.

Adaptación plena

Los jugadores bolivianos no llegaron por casualidad a su rendimiento en El Alto. Hubo preparación específica: entrenamientos en altura, aclimatación progresiva y desarrollo de capacidades aeróbicas adaptadas a la altitud extrema.

La FBF estableció protocolos de preparación que incluían concentraciones en El Alto antes de los partidos. Pero la adaptación de los jugadores bolivianos a El Alto también fue mental. Mientras los rivales llegaban preocupados por la altura, los locales se sentían cómodos y confiados. Esta ventaja psicológica se tradujo en fútbol: Bolivia jugó con personalidad, presionó y mantuvo la intensidad. Los rivales, por el contrario, administraban esfuerzos y buscaban sobrevivir.

El éxito en El Alto demostró que las condiciones extremas pueden convertirse en ventajas competitivas si se explotan inteligentemente. Bolivia convirtió la geografía en arma estratégica. Otros países con características similares —Perú con Cusco, Ecuador con Quito, Colombia con Bogotá— observan el modelo boliviano como referencia para maximizar sus propias ventajas.

Formación y scouting: la base del proyecto

La Federación Boliviana de Fútbol (FBF) priorizó el desarrollo de categorías juveniles (sub-15, sub-17, sub-20 y sub-23). Fue una apuesta de supervivencia. Con recursos limitados, formar talentos locales resultaba más económico que importar jugadores.

El scouting se centró en clubes locales como Always Ready, Bolívar y The Strongest, que proporcionaron experiencia competitiva en torneos Conmebol. Estos equipos sirvieron como semilleros, identificando jugadores con características ideales para el fútbol de altura.

El proyecto definió un perfil específico: futbolistas jóvenes, físicamente resistentes y con buena técnica. No se buscaban estrellas; se buscaban jugadores funcionales al sistema.

La integración fue progresiva. Los destacados en juveniles fueron promovidos gradualmente a la selección absoluta, creando continuidad. Muchos actuales titulares se conocen desde las categorías menores.

Los resultados validaron la estrategia: un plantel homogéneo, adaptado al medio, con identidad definida y conocimiento mutuo entre compañeros.

Miguel Terceros, jugador del Santos de 21 años, es el emblema del Proyecto Bolivia 2022, que hoy da frutos, con otros jugadores como Robson Matheus y Enzo Monteiro, que destacan con Villegas .

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Bolivia se prepara un desafío distinto: el repechaje intercontinental. Será en México, sin la ventaja de la altitud, donde competirá contra equipos de otras confederaciones por dos cupos mundialistas.

El reto ahora será adaptar un equipo construido para la altitud a condiciones de nivel del mar. Sin embargo, la base está sólida: jugadores jóvenes con experiencia internacional y mentalidad competitiva.

La clasificación de La Verde simboliza el renacimiento del fútbol boliviano. Después de décadas de frustraciones, Bolivia demostró que con planificación inteligente, aprovechamiento de ventajas naturales y un liderazgo técnico adecuado, los objetivos ambiciosos son alcanzables.

La generación de Villegas escribió su nombre en la historia. Bolivia vuelve a soñar con un Mundial, y esta vez, el sueño tiene fundamentos sólidos.

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