Esta historia data de los años en los que Diego Maradona vivía en La Habana, Cuba, entre el 2000 y el 2004. No aparece en la reedición de su biografía “Yo soy el Diego” (2021) escrita por el periodista Daniel Arcucci ni en la película “La mano de dio” (2007) del director italiano Marco Risi, o en el documental “Maradona by Kusturica” (2008), tampoco en la serie “Sueño Bendito” (2021) de Prime Video. Es, digamos, una de las tantas anécdotas perdidas en la vida del ‘10′. Lo curioso es que sucedió en Lima, capital del Perú.
En su cuenta de Twitter Dani Valencia (@DaniValenciaJr), hijo de José Daniel ‘Rana’ Valencia, campeón del mundo con Argentina en el Mundial 1978 e ídolo de Talleres de Córdoba, escribió en un hilo la historia de cómo Diego Maradona pasó una noche limeña sn planificación previa. ¿La razón? Escuchó decir: “Fue muy fácil ser Maradona”. En vez de entrar en una discusión, eligió contar una historia personal con el Diego como protagonista.
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“Fue la época que él (Maradona) estaba en Cuba, yo sabía que estaba mal pero no sabía concretamente qué tenía. Mi viejo lo había invitado a un partido a beneficio de una Fundación”, arranca el relato de Valencia hijo en su cuenta de Twitter que bordea los 4 mil seguidores.
La historia continúa con el motivo por el cual estarían en Lima. “Como siempre, fiel a su historia, no nos falló. Fuimos a buscarlo hasta Cuba y de regreso a Buenos Aires empezó la odisea. El vuelo era: La Habana - Lima, Lima - Buenos Aires. Simple, no teníamos más de 2 horas de escala en Lima así que todo pintaba viento en popa, o eso creíamos”, tuiteó.
Si el plan era hacer una escala en Lima por dos horas, ¿qué pasó entonces? “El problema fue que justo ese día los otros dioses que decidieron no jugar al fútbol, se pusieron de acuerdo en hacer lo imposible para quebrantar la paz absoluta que reinaba hasta ese momento”, cuenta Valencia hijo.
Desde aquí en adelante sucedieron hechos que responden a la premisa inicial. ¿Fue muy fácil ser Maradona? Después de más de dos horas de espera, y con Diego sin haber bajado del avión que los llevaría a Buenos Aires, una azafata les comunicó que por condiciones climáticas ese día era imposible volar. “Teníamos que pasar la noche en Lima”, dice Valencia.
“El gorro, los lentes, capucha y cabeza gacha para disimular su presencia. Bajamos e iniciamos camino al taxi que nos esperaba”, prosigue el hilo de Twitter. Sin embargo, Diego fue reconocido por un turista, lo que provocó un alboroto en la puertas de salidas internacionales del aeropuerto Jorge Chávez del Callao.
“De repente no menos de 400 personas estaban encima nuestro, pidiendo fotos, tocando como si fuese un juguete, etc. No pudimos avanzar más. La seguridad del lugar no daba abasto, era un fenómeno mundial que no hacía mas que sonreír y ceder ante su gente pero que solo quería irse”.
La noche en Lima
Después de cinco horas pudieron salir del aeropuerto rumbo al hotel escoltados por la policía. Ya en lugar donde descansarían, Valencia hijo cuenta cómo Diego Maradona llamó a la puerta del cuarto donde descansaba junto a su padre protagonizando una emotiva escena.
“Me hice el que dormía y mientras Papá abría la puerta, escuché un llanto. Desconsolado, como un nene de 2 años. Solo escuchaba que decía:”Compadre, por favor ayúdeme no quiero, no quiero. Lo juré por Dalma y Giannina”. No entendía nada, al menos no en ese momento”, cuenta.
Los fantasmas de Diego contra las drogas eran, por esos tiempos, su lucha constante. Vivía en Cuba tratando su adicción, y en la noche limeña los demonios tocaban a su puerta. “Pusieron un CD de Silvio Rodriguez que tenía Papá en su bolso. Se pusieron a cantar mientras yo tomaba valor para que noten que estaba despierto y sumarme al show. Estaban los 2 abrazados al borde de la cama, con lágrimas en los ojos, no pude hacer otra cosa que ir corriendo ahí”.
“Con el tiempo entendí que había pasado esa noche, hablando con el Profe Signorini lo confirmé y me sentí peor, porque creí que si pasábamos mas noches cantando Silvio Rodriguez quizás te ayudábamos un poco más. Al menos eso quería creer.Te pido disculpas ¡Qué dificil fue ser vos!”, finaliza el relato de Dani Valencia hijo.