Luego de que Diego Maradona lidiara con la decepción de perder la final de Italia 1990 —quizá la peor tristeza de toda su vida con la selección argentina—, su carrera se vio afectada por malas noticias. Su adiós de Nápoles, tres pruebas de antidoping escandalosas, su salida por la puerta de atrás del Mundial de Estados Unidos 1994, etc. Sin embargo, fue durante toda esta etapa que el ‘Pelusa’ contaría muchas de sus verdades.
Maradona y su divorcio con la FIFA
Los episodios en los que Maradona habló —y tan solo abiertamente— contra la FIFA fueron diversos, pero los más importantes están relacionados con momentos reconocidos de su trayectoria.
En México 1986, Maradona fue uno de los futbolistas que protestaron en contra de la FIFA por la programación de horarios, la famosa ‘telecracia’. Los principales partidos se jugaban al mediodía, cuando el sol mexicano quemaba más, todo para satisfacer al prime time de la televisión europea.
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La vendetta
En 1990, con las propias complicaciones de su carrera en Italia, de donde ya se quería ir, el ‘Pelusa’ pasó uno de los peores años de su vida.
Tras la eliminación de Italia de su propio mundial a manos de Argentina, Diego encontraría —a su vuelta a Nápoles, y en su versión— la peor cara de ese hostil ambiente que lo había recibido con una bandera racista en su debut en 1984.
En marzo de 1991, un control antidoping le provocó una sanción de 15 meses, tras lo cual nunca volvió a Italia para jugar, por lo que se fue a Sevilla para ser dirigido por Bilardo.
En Estados Unidos 1994, la venganza de los italianos, en palabras de Diego, se consumó. “La vendetta se cumplió, la venganza estaba escrita y al fin llegó. Yo le llamo el doping de Antonio Matarrase”, dijo con relación al dirigente y presidente de la Federcalcio que decidió su sanción.
“Después de aquel partido en Nápoles, Matarrese, que era presidente de la Federcalcio y nació en Bari, no me miró con bronca ni con amargura; me miró como miran los mafiosos… y yo pensé, en ese mismo momento: ‘Qué difícil va a ser seguir viviendo acá´”, añadió en su libro “Yo soy el Diego”.
“Fue una maniobra, sí, lo juro. Porque yo tenía el problema con la droga, sí, pero por eso mismo me hacía análisis. Y aparte de que la cocaína no sirve para jugar —no sirve porque te tira para atrás y no para adelante— me cuidaba, me hacía análisis propios, y en aquel partido contra el Bari estaba limpio.
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La corrupción destapada
Un cuarto de siglo después, en medio del Mundial de Brasil, a Maradona le vetaron la credencial de periodista tras sus constantes críticas a la FIFA en el programa “De zurda”, en el que era comentarista.
“El de la FIFA es un poder feo. Si ganan 4.000 millones de dólares, y el campeón se lleva 35 (millones), hay una diferencia que no se puede creer. Y esto lo tiene que saber la gente. La multinacional se está comiendo la pelota”, afirmaba en ese entonces.
Un año tras el mundial de 2014, el escándalo del ‘Fifagate’ estallaba y muchas de las acusaciones previas de Maradona cobraban sentido propio.
En medio de lo mediático del caso, Maradona se mostró en redes sociales con una camiseta que mostraba los rostros de Joseph Blatter y Michel Platini combinados, junto a la frase “Dos ladrones”. La leyenda de la imagen los acusaba directamente: “Esto es lo que les dije en la cara hace 25 años”.
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Su labor sindicalista
Lejos de sus escándalos dentro y fuera de la cancha, otra de las caras constantes que Maradona mostró siempre era su partidismo por el futbolista sindicalizado y dispuesto a defender sus derechos, en especial frente al tirano organizado que siempre vio en la FIFA.
En 1995, un año después de su salida por antidoping del Mundial EE. UU. 1994, el ‘Barrilete Cósmico’ organizó junto a otras figuras mundiales la Asociación Internacional de Futbolistas Profesionales (AIFP), un precedente directo al FIFPro que existe en nuestros días (pese a que este último se creó mucho antes).
Esta organización contó con Maradona como presidente y a Eric Cantoná como vicepresidente, entre otras estrellas destacadas. Para el ‘Pelusa’, la FIFA había transformado el deporte del fútbol en un negocio, y los jugadores eran mercaderías.
“Tenemos que luchar por un gremio fuerte, porque la gente no va a la cancha por los dirigentes”, resaltaba el ‘10′ en aquellos años. “Todos saben lo mismo que sé yo, pero pocos se atreven a poner la cara contra Blatter, Havelange y Grondona”, acotaba.
Pese a que esta iniciativa no prosperó, quedó como precedente para la llegada de más flexibilidad por parte de la FIFA y los contratos de los jugadores. Una lucha que continúa hasta hoy y que sigue personificada en Diego, quien nunca dejó de protestar por el futbolista en general.