Sin filtro, casi siempre al límite en sus declaraciones como haciendo gala de su etapa de rústico central que caminaba en la delgada línea entre el “siga, siga” y alguna tarjeta. Pero quizá el único ser en la tierra capaz de interrumpir la rutina de Ricardo Gareca con una llamada solo para saludarlo o pedirle en plena entrevista en vivo que luego de Qatar 2022 -Perú jugará el repechaje ante Australia o Emiratos Árabes-, se retire, regrese a Argentina y disfruten tiempo en familia. Es Oscar Ruggeri, el ‘Cabezón’, el mejor amigo del ‘Flaco’ -o ‘Tigre’, como quiera llamarlo- y el único que ha sido capaz de tenerlo como asistente de campo en el Elche, en la Segunda División del fútbol español. Aunque él nunca lo vio así: eran ambos los entrenadores.
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Ocurrió entre diciembre de 2003 y mayo de 2004, once años antes de que Gareca llegara por segunda vez al Perú -en 2007 dirigió a Universitario- para alargarnos la sonrisa en todos estos siete años de éxito continuo con una clasificación a un Mundial después de 36 años y una final de Copa América luego de 44. El argentino vino para darle sentido contrario al significado de una frase que todos en algún momento hemos usado: “Una raya más al tigre”. El próximo 7 de junio, tras jugarse el repechaje, podría haber un éxito más del ‘Tigre’. O en todo caso, una raya.
Los caminos de Ricardo y Oscar siempre estuvieron juntos, aunque el primero llegó al mundo cuatro años antes (1964). Ambos jugaron en las divisiones menores de Boca Juniors y en 1985, tras una huelga de futbolistas, ficharon polémicamente por River Plate, el eterno rival. Ese mismo año, con la partida del ‘Tigre’ al América de Cali, volvieron a separarse. A inicios del 90 la vida los volvió a unir, esta vez en Vélez, club del cual Gareca es hincha.
Los días en Liniers sirvieron para que fortalecieran su amistad y, además, fundaran una academia a la que iban a dar clases mientras seguían siendo futbolistas de Vélez. “Seiscientos chicos teníamos”, recordó Ruggeri en una entrevista con el ‘Flaco’ en ESPN, canal donde es panelista. “Teníamos muchos amigos trabajando”, señaló el entrenador. “¡Pero íbamos nosotros, eh! No era que poníamos el nombre y estábamos en casa. Íbamos nosotros y nos metíamos a la cancha”, agregó el ‘Cabezón’, poniendo un parche como quien levanta la planta de los chimpunes para trabar un balón.
“Él se retiró en el 94, campeón con Independiente, y yo me retiré en el 97. Nunca pensamos en trabajar juntos. Yo no quería ser entrenador. No sentía lo que sentía él, que hablaba todo el día de táctica… Por algo él hizo la carrera de entrenador que hizo y yo la que hice”, contó Ruggeri al periodista argentino Daniel Arcucci en el perfil que elaboró para el suplemento de Deporte Total de El Comercio.
“Una sola vez, sí, lo intentamos. Fue idea mía. Mala idea”, añadió el exdefensor campeón del mundo en México 86 al lado de Diego Maradona. Se refería a la etapa de ambos en el Elche. Cinco meses juntos en España, un recuerdo nada agradable pero lleno de anécdotas.
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Abandonados
“Ricardo ya había dirigido en un montón de equipos y yo había estado en un par cuando me llamaron de Elche, en la Segunda de España. Estoy hablando de 2003, por ahí. Le dije que no había mucha guita, pero que probáramos juntos. Y Ricardo se enganchó. Él fue solo; yo, con la familia. Nada de DT y ayudante, como cuentan ahora; éramos los dos entrenadores. Fue una mala experiencia, duramos poco. No por nosotros, todo era un desastre. En seis meses nos volvimos y listo. Nunca más”, fue el recuerdo de Oscar Ruggeri.
¿Cómo pasó? A mediados de la temporada 2003-04, el Elche vivía un suplicio con el español Carlos García Cantarero en el banco de suplentes (apenas 22 puntos en 16 fechas, 45% de eficacia). Por eso, el club ilicitano decidió destituirlo y contratar a Oscar Ruggeri, que venía de entrenar a San Lorenzo e Independiente en Argentina y Chivas de Guadalajara y Tecos en México. Su paso como futbolista en España (primero en Logroñes y luego en Real Madrid donde ganó una liga) le dio peso. Pero no llegó solo, a su lado estuvo Ricardo Gareca, que ya había estado en San Martín de Tucumán, Talleres (tres oportunidades), Independiente, Colón, Quilmes y Argentinos Juniors, todos de su país.
Como lo afirmó el ‘Cabezón’, fue una mala idea, una mala experiencia. El dúo argentino duró 20 partidos al mando del Elche. Los 24 puntos en 20 partidos no bastaron y se fueron a falta de cinco fechas de acabar el torneo y sin chances de pelear el ascenso.
En esos cinco meses, uno de los momentos más anecdóticos que vivieron se dio en un aeropuerto español. Durante uno de los viajes del equipo, y cuando los jugadores ya estaban camino a su destino, alguien se dio cuenta que faltaban dos personas: los técnicos. Sí, Ricardo Gareca y Oscar Ruggeri se habían quedado en tierra mientras los demás ya estaban por los cielos. Un hecho que describe el paso de los grandes amigos por el Viejo Continente.