El colombiano Rafael Santos Borré, con 12 tantos, fue uno de los goleadores de la última Superliga, compartiendo el podio con Silvio Romero. Sus tantos fueron fundamentales para que River peleara el campeonato hasta el final. No alcanzó, pero su registro en la red lo afianzó más como futbolista. Fue en la historia del Profesionalismo argentino el 16° extranjero que terminó un certamen como máximo artillero.
El fútbol vernáculo tiene una riquísima historia escrita por jugadores que llegaron de otras tierras. Y como “goles son amores”, nada mejor que repasar los nombres de los grandes “rompe redes” que enamoraron a los fanáticos argentinos.
El primer goleador fue el inglés Frederic Archer, quien en 1891 anotó siete tantos para el BA&R Railway. Sin embargo, el campeón fue el Old Caledonials.
Podríamos seguir con esta lista de artilleros británicos pero la intención de este artículo es transitar por esos apellidos que hicieron agigantar a la era profesional en el país. Nada más atinado que comenzar con Arsenio Erico, el máximo goleador de la historia del fútbol nacional.
El nacido en Asunción se quedó con la distinción por tres años consecutivos de 1937 a 1940. Ídolo absoluto de Independiente, llegó al fútbol nacional en 1934, procedente del Nacional de su país. En su cuarto torneo alcanzó su gran performance ¡cosechando 48 tantos! La mejor marca en un mismo certamen. Un promedio de 1,4 por partido ya que se disputaron 34 encuentros.
Un año después Independiente lograría su primer título en el Profesionalismo de la mano de Erico, quien anotó 43 goles en 30 cotejos. Cabe destacar, que ese año el delantero recibió un premio de una reconocida marca de cigarrillos, que distinguía a quien alcanzara esa exacta cantidad de tantos.
Ya en 1939, el guaraní volvería a ser el artillero del certamen marcando 41 goles. Es decir, en esos tres campeonatos gritó 132 veces en 92 juegos, promediando así 1,43 tantos por encuentro. ¡Insuperable!
En 1940 la cima de la tabla tendría a dos extranjeros: Delfín Benítez Cáceres, otro paraguayo, que con Racing Club anotó 33 tantos, misma cifra que alcanzó Isidro Lángara, el español que había arribado a San Lorenzo un año antes. El “Vasco”, como lo apodaban por su origen, fue el único goleador extranjero del Profesionalismo que no nació en algún otro país sudamericano.
En 1944, nuevamente un jugador nacido en Paraguay se destacaría como artillero TOP: Atilio Mellone, quien defendiendo la camiseta de Huracán gritó 26 veces. Y en 1954 su compatriota Ángel Berni (San Lorenzo) fue el goleador junto a José Borello y Norberto Conde con 19 dianas.
Debieron pasar trece años para que otro futbolista nacido en tierras guaraníes se consagrara: en el Metro 67 fue Bernardo Acosta, de Lanús, quien lo hizo con 18 goles.
En 1969 un brasileño se robó todos los aplausos: fue Walter Machado da Silva, de breve paso por Racing. En ese Metropolitano marcó 14 goles, siendo el único brasileño en ser máximo artillero del fútbol argentino.
Con la división de torneos en Metropolitano y Nacional, debieron pasar treinta certámenes para que un extranjero volviera a ser “pichichi” (como llaman los españoles a quien más grita en un campeonato). Fue la aparición del primer “¡u-ru-gua-yo!: Enzo Francescoli.
En 1984, este exquisito delantero, que no había tenido un gran año como debutante en River, se llevaría todos los elogios por sus 24 goles anotados en el Metro de ese año. Algo que repitió en el torneo 1985-86 pero con 25 gritos. En ninguno de esos casos pudo ser campeón pero dejó su marca como figura riverplatense, algo que agigantaría con su regreso a mediados de los noventa.
Así como la primera mitad del siglo fue dominada por los paraguayos, la restante sería toda para los uruguayos: en 1993, más precisamente en el Clausura, Rubén Da Silva (River Plate) se consagraría con 13 goles. Uno menos necesitaría Sergio Martínez con la camiseta de Boca en el Apertura de ese mismo año.
Un año después sería nuevamente “el Enzo” el que quedaría en el tope de la tabla con 12. En ese Apertura 94, sí pudo gritar campeón.
1997 volvió a repartirse entre Martínez y Da Silva, ambos anotando 15 goles. “Manteca”, siempre con la de Boca, fue el artillero del Clausura, en tanto que el “Polilla”, ya como delantero de Rosario Central, dominó el Apertura.
Para cortar la racha charrúa llegó Juan Pablo Ángel en el Apertura 2000. El atacante de River marcó 13 para el equipo que quedó subcampeón, atrás del Boca de Carlos Bianchi. Fue el primer colombiano en ser goleador en el país.
Seis años después Gimnasia y Esgrima La Plata tuvo al representante “rompe redes” del Clausura 2006: Gonzalo Vargas. El “Turbo”, agigantando la leyenda uruguaya, metió 12 tantos.
El Apertura 2009 y el Apertura 2010 fueron para Santiago Silva. En el primero, el montevideano metió 14 en el Banfield campeón; en el segundo, 12 para el Vélez subcampeón. En ese último certamen, el “Pelado” compartió cartel con el por entonces 9 de Tigre, Denis Stracqualursi.
El Clausura 2011 tendría a un afilado Teófilo Gutiérrez con la camiseta de Racing, compartiendo la cima al anotar 11 tantos con Javier Cámpora, de Huracán.
Diez certámenes más tarde, el fútbol local volvería a tener un extranjero en lo más alto. Era el turno de Santiago García, quien en la Superliga 2017-18 anotó 17 goles con la camiseta de Godoy Cruz.
Por último, el ya mencionado caso de Santos Borré, que con Silvio Romero fue el máximo goleador de la Superliga pasada con 12 tantos.
A tener cuenta:
16 extranjeros fueron goleadores en el fútbol argentino en la era Profesional.
La distribución por países: seis uruguayos, cinco paraguayos, tres colombianos, un español y un brasileño.
22 torneos tuvieron al menos a un goleador extranjero.
Sólo en cuatro ocasiones, ese goleador extranjero fue campeón en ese mismo certamen (Arsenio Erico, con Independiente en 1938 y 1939; Enzo Francescoli, con River en 1994; y Santiago Silva, con Banfield en 2009).
Los que más veces repitieron fueron Arsenio Erico y Enzo Francescoli (tres veces cada uno) y Sergio Martínez, Rubén Da Silva y Santiago Silva (dos ocasiones cada uno).
El más veterano en conseguirlo fue Enzo Francescoli en 1994: tenía 33 años cumplidos hace pocos días.