Volador Jr. es uno de los elementos más destacados en el Consejo Mundial de Lucha Libre. Desde su debut en 1997, el denominado Depredador del Aire sabía que su destino era estar en el pancracio nacional. Pero las cosas no fueron nada fáciles al iniciar su carrera; sin embargo, luego de darle a conocer la noticia a su padre de que se dedicaría de lleno a la lucha libre , las cosas fueron más claras para él.
“Yo no fui tanto de ir a la escuela. Un día me armé de valor y le dije a mi papá que ya no quería estudiar, y él me preguntó que a qué me iba a dedicar: y yo le dije ‘a ser luchador’, posteriormente él me dijo, ‘está bien, pero aquí la casa no es hotel, aquí se trabaja, aquí se mete dinero; si quieres ser luchador, búscale por tus propios medios’, me dijo”, comentó en entrevista para MILENIO-La Afición.
Pese a los obstáculos que tuvo que pasar, sabía que su destino era ese: ser luchador, pues es algo que ya traía en las venas. “Yo desde que recuerdo mi papá me llevaba a las arenas, y lo veía luchar, así que era un destino que yo tenía muy marcado de querer ser luchador; eso se trae en la sangre, eso es nato, cuando ya lo traes, aunque te obliguen a estudiar, tú ya traes en la sangre el que te vas a dedicar a ser luchador”.
Un camino de sacrificios
Como todo luchador novato y pese a venir de una familia de prosapia luchística, Volador Jr. tocó puertas y recuerda con nostalgia su primer pago como profesional, pero no solo tuvo que lidiar con el pago, también con las personas que abusan de su experiencia.
“Mi primer pago fue una torta, del refresco no recuerdo, yo solo lo que quería era subirme, pisar el ring, hubiera gente o no hubiera, era sentirme luchador; cuando se me dio el día, uno es muy novato y te ponen con luchadores más experimentados, y de esa gente tienes que aprender, de los golpes de la vida tienes que aprender, así fue como llegué al CMLL”.
Volador dejó en claro que también ha hecho sacrificios, como no asistir a eventos con su familia; eso sí, aseguró que no se arrepiente.
“Perderme festejos, cumpleaños, Años Nuevos, 24 de diciembre, festejos de mi hijo; creo que la familia es lo que yo he sacrificado, pero no, la verdad no me arrepiento porque amo la lucha libre”.
En la carrera de Volador ha habido momentos buenos y malos, pero el más duro de su carrera como profesional llegó el 13 de septiembre de 2013 cuando perdió una parte de él: su máscara.
“Ha sido el momento más duro no solo de mi carrera, sino de mi vida; trabajar toda mi vida con una máscara, esa noche me tocó perder y fue un golpe muy duro no solo para mí, sino para mi familia y mucha afición. No se ha superado, pero creo que he hecho bien el trabajo con el apoyo de la gente”, compartió.
El legado continúa
A diferencia de su papá, Volador quiere apoyar a su hijo en ser luchador, y es que en su ADN trae la sangre luchística de su padre.
“Yo me veo muy reflejado en él, yo lo veo y pareciera que me estoy viendo de niño, cuando uno tiene carencias, cuando uno tiene a sus hijos, lo que uno menos quiere es que ellos pasen lo mismo. Yo lo veo y para él todo es lucha, a él sí le gusta la escuela, yo no quería que fuera luchador, pero eso ya se trae en las venas eso, ya es nato y lo único que me queda es apoyarlo”.
Por último, Volador mandó un mensaje a todas las generaciones que sueñan con ser luchador profesional.
“El mensaje como en todos los deportes, que se pueda mezclar: box, futbol, lucha libre; esto es una disciplina muy fuerte, no por que uno sea luchador las disciplinas cambien, no cambian en nada, si uno no está vigente, no va a estar preparado para lo que viene”, concluyó.
AVV