Al fin, el tercer ex miembro en discordia de The Shield consiguió coronarse Campeón Mundial de Peso Completo WWE este domingo en Money in the Bank 2016. De nuevo, se han recuperado esos dos elementos que señalé en mi último artículo: paradigma y fe. 5 años después de la edición de 2011, una figura favorita del público le arrebata el trono al favorito de la compañía.
Quizá excesivamente largo por combates insustanciales (Ziggler vs. Corbin, Sheamus vs. Crews), el PPV remontó tras una primera hora mediocre. WWE jugó con la psicología inversa, haciéndonos creer que Dean Ambrose no canjearía el maletín ante tal previsibilidad, pues él mismo anunció sus intenciones durante el Raw de la pasada semana; así como por el vídeo de apertura, que concluyó con dicha promo.
Pero más allá del canjeo, lo que muchos no esperábamos es que Roman Reigns cimentase un reinado de sólo 2 meses y medio, descontando el hecho de que Seth Rollins venciese sin contar con intervenciones de terceros. Paradigma por representar el espíritu de incertidumbre que todo show debería tener. Las dos condiciones esenciales de un combate, y por ende, de un PPV, es que sea capaz de construir una historia que capte nuestro interés; y la otra consiste básicamente en que no adivinemos de antemano el resultado. Fe por reforzar la creencia de que la Era IWC está trayendo un cambio más o menos visible, más o menos vehemente.
Todos los movimientos inesperados de WWE generan dudas, ya que no sabemos si detrás se esconde una verdadera estrategia en firme o una mera improvisación. Así pues, expondré los, a mi juicio, principales pros y contras de esta reciente decisión.
– PROS:
Conste en acta que no siento una especial inquina por Reigns, de hecho creo que sus dos encuentros con AJ Styles han sido sus dos mejores hazañas luchísticas en solitario y como rudo haría un gran papel. Sin embargo, urgía un revulsivo, y por fortuna no hemos tenido que esperar hasta SummerSlam o Survivor Series (o WrestleMania en el peor de los casos). ¿Será verdad que Vince McMahon se ha cansado de la presunta nueva cara de su empresa?
Objetivamente, teníamos a un campeón que aparentaba una continua reivindicación en cada segmento o combate, sin un gimmick claro y bajo una desconexión total con el público. Y objetivamente también, los datos de audiencia no experimentaban un ascenso muy palpable respecto a los pésimos ratings de abril. Parece que este cambio de campeón responde a una necesidad ante el inminente Draft. WWE sabe que “El Lunático Radical” goza de una popularidad suficiente como para atraer a más público de cara al acontecimiento del año, y de primeras, ya ha contentado a la IWC. Si como dije en un reciente artículo, con AJ Styles de campeón todos ganaríamos, con el de Cincinnati hago ahora una analogía.
Otro punto positivo del fin del “Imperio Romano” es que después de algún tiempo, tenemos a un tweener puro sobre el máximo trono. Brock Lesnar fue el último, aunque de Ambrose espero una similitud con Stone Cold —de nuevo hablo de paradigmas—. No quiero una desvirtuación del personaje, sino una adaptación al contexto, e incluso una potenciación, pues un gimmick así daría mucho juego. Los creativos demostraron poder hacerlo con CM Punk y su reinado de 434 días sin recurrir a un cambio a técnico prototípico.
Además, WWE tiene la oportunidad de recuperar el espíritu extremo en torno a él, ahora que se encuentra en el epicentro de los focos. Su Asylum Match supuso una grata sorpresa para los nostálgicos de la ECW, especialmente cuando Chris Jericho cayó cual peso muerto sobre decenas de chinchetas, recurso que no veíamos desde los tiempos de Mick Foley. Numerosos fanáticos que dan nombre al incipiente nuevo ciclo se verían más atraídos por el producto, lo que conllevaría un aumento del número potencial de suscriptores de WWE Network. Ambrose puede ser el luchador que propicie un giro de la política PG.
– CONTRAS:
La duda más obvia que me asalta es, ¿será un campeón de transición al estilo del último Sheamus? Que su consagración haya sido bastante rumiada no implica continuidad. Podrían usarlo simplemente a fin de atraer espectadores para el inicio de la Brand Extension, recuperando Reigns o Rollins de nuevo el cinturón en SummerSlam. Por otra parte, según actualizaciones recientes, la fantaseada Triple Amenaza de The Shield se producirá en Battleground, combate que por relevancia, estimo debía haberse reservado para WrestleMania.
Resulta positivo que WWE apueste por Ambrose en los prolegómenos de su renovación más promocionada de la historia, pero ya conocemos la volubilidad de las líneas creativas y el gusto por adecentar la casa sólo en las grandes citas. Siendo pesimistas, si esos resultados de audiencia no llegaran, tal vez el luchador sería condenado al ostracismo definitivamente.
Más que en ninguna otra promoción, portar el estandarte de WWE es un arma de doble filo. No considero justo que su primer reinado se encuentre tan bajo lupa, descargando así de responsabilidad al ex campeón, entre otros nombres. Tal vez no ha sido el mejor momento para hacerse con el magno cetro. Mantener el maletín durante un tiempo prudencial hubiera ayudado a crear expectativa, jugando así con la actitud anárquica del luchador.
Todo indica que Ambrose se juega mucho con esta regencia, y su personaje puede verse afectado, pues existen muchos visos de que los creativos suavicen su gimmick conociendo la política PG. Ya hemos visto cómo en los últimos años los grandes escenarios y las grandes ocasiones han hecho que WWE refuerce aún más la imagen de su producto; es decir, afiance su carácter familiar. Y parece que no se haría una excepción con Ambrose. Tampoco afirmo que quedara relegado al ejemplo de R-Truth, que de un gimmick serio y violento pasó a un gimmick cómico, pero juzgo complicado construir un nuevo Stone Cold. Me incluyo entre los que quieren que la nueva era se parezca a la Attitude en cuanto a enfoque adulto y crudeza, pero precisamente ahora es improbable que eso ocurra.