11 de julio del 2016 será la fecha a partir de la cual WWE regresará al formato que durante 9 años adoptaron sus shows. Una nueva “Brand Extension” que comenzará con ese Draft, el primero en cinco años y que muchos de los más recientes seguidores verán como algo inédito. No se recuerda una vorágine tal de elucubraciones sobre un tema, y entre las últimas actualizaciones, destaca la de que Vince McMahon ha ordenado a Triple H subir a los elencos principales numeroso talento de NXT. Y es el posible saqueo de luchadores de la tercera marca uno de los puntos a destacar, pues muchos piensan que este hecho podría convertirla a la larga en un simple territorio de desarrollo.
Resulta difícil aventurarse a pronosticar qué marca saldrá reforzada o perjudicada con la separación. Porque más allá de la consolidación de un show, hemos visto casos como el de Christian, que pese a la caída ya en desgracia de SmackDown (mediados de 2011), consiguió alzarse Campeón Mundial de Peso Completo y llegar así a la cima de su carrera. Por consiguiente, resulta lógico concretar un análisis en forma de nombres propios.
Empecemos con los luchadores provenientes de NXT, que por lo que parece habrá que meterlos debajo del ring para hacerles sitio, miedo me da cuando Vince da órdenes tan expresas. De todos ellos, Samoa Joe supura oro por los cuatro costados, y ya ha conseguido establecerse campeón supremo del show amarillo, derrotando dos veces a Finn Bálor. En una predicción que realicé sobre el posible cartel de WrestleMania 33, incluí al ex TNA dentro del combate de escaleras por el Campeonato Intercontinental, dándolo por ganador. Veo difícil sostener el augurio considerando las peticiones del señor McMahon; seguramente pasará a uno de los dos elencos principales antes de que acabe el año, así como considerando que habrá un nuevo cinturón supremo para SmackDown. John Cena será 16 veces campeón mundial gracias a este ¿nuevo? cetro y Joe podría constituir un perfecto antagonista, un homólogo de Lesnar en el show azul.
Entre los pertenecientes a la división de parejas o al ámbito de los equipos, The Club debería encontrar su sitio en SmackDown, ya que existen visos de que AJ Styles y Cena protagonicen el combate inaugural del comentado cinturón de la marca. Con este dato, podría asegurarse su estancia y dominio allí, aunque esperemos que su ángulo con la (todavía) cara de la empresa no le pase demasiada factura. Haciendo caso también al rumor que adscribe a Samoa Joe en este “club”, algunas piezas encajan. Pase lo que pase, con la división, WWE tiene la oportunidad de cumplir los designios de la Era IWC y dar a los fanáticos lo que desean. Con Styles de campeón, todos ganarían.
Respecto a la división de mujeres, Becky Lynch podría resultar bastante beneficiada tras el 11 de julio. La irlandesa ha visto decrecer su status tras WrestleMania 32 y tendrá la oportunidad de aparecer más a menudo con una compañía fragmentada en dos grandes bloques principales. No es necesario decir que la creación de otro campeonato femenino ayudaría a elevarla de nuevo como la técnica pura de la división junto a Bayley. Si WWE quiere cubrir esos puestos debería separar a ambas, una coexistencia perjudicaría a Lynch. Polarizadamente, Dana Brooke se asentará como ruda, ya que un tal Vincent Kennedy McMahon quiere convertirla en la Roman Reigns femenina, y un nuevo oro ayudaría bastante.
Del gran grueso del elenco principal que quedará desunido cual mar Rojo, en un principio se intuye que los nombres del medio cartel serán los beneficiados —obviando el nuevo récord que Cena conseguirá—. Ya asistimos hace una década a la consagración de Eddie Guerrero, Chris Benoit, JBL o Booker T bajo la primera Brand Extension, y ahora los pronósticos están servidos. ¿Quiénes romperán con el monopolio de los grandes nombres de la empresa? Aunque la cuestión importante reside en saber si se depositará en ellos una confianza suficiente como para que mantengan una continuidad. Un dato simple: la suma total de tiempo de permanencia en los puestos estelares de aquellos 4 luchadores no alcanza, por ejemplo, al de Randy Orton en solitario.
Hay varios nombres este 2016 candidatos a ofrecer una alternativa a Cena y Roman Reigns, quienes se presupone, dominarán SmackDown y Raw. Cesaro congrega todas las condiciones que Guerrero o Benoit poseían, pero al igual que aquellos, necesita un contexto propicio. Esta nueva (para él) situación puede traerle por fin un título mundial y la posición que merece por excelencia luchística. Sin embargo, un exceso de cinturones podría estancarlo de nuevo en la órbita del Campeonato Intercontinental, título que considero debería ocupar el lugar de ese casi seguro nuevo Campeonato Mundial de Peso Completo.
Rey Mysterio fue otro de los gladiadores que medraron gracias, en este caso, a la buena alternativa que SmackDown ofrecía, y Kalisto lo tiene todo para ser su sucesor. O al menos, consolidarse como una apuesta fija de WWE en los puestos medios.
Bray Wyatt debe explotar sí o sí en 2016, y no se le presentará una oportunidad tan propicia tras el 11 de julio. Por su personaje (tema que ya desarrollé en un artículo), hubiera sido difícil una visibilidad completa y un reinado con el título magno para él. Pero con más tiempo para elaborar historias para todos y dicha correa complementaria, seguramente su presencia se hará habitual de las pantallas. Un gimmick totalitario en un contexto descentralizado, los creativos no deben descuidar este detalle.