El término “Poesía en movimiento” se popularizó a principios de este siglo porque Hugo Savinovich alguna vez escuchó a Pedro “El Mago” Septien referirse a un luchador virtuoso de esa manera. El gladiador en cuestión era Lizmark, un joven acapulqueño alumno de la Braulio Mendoza y Abundio Radilla, el cual dejó desde un principio que quedarse en el puerto era poco para él: Su destino sería el mundo.
El joven, que por error de impresor, se llamó Lizmark -él quería llamarse Bizmark, en memoría de un acorazado encayado en Acapulco, que a su vez se tomó el nombre por el canciller alemán de la Primera Guerra Mundial- marcó una época, no sólo en el puerto, pues su físico perfectamente trabajado dio para asombrar a extraños a su llegada a la Capital, pero los propios quedaron fascinados por su facilidad para gladiar y su plasticidad para volar. De ahí, que El Mago lo llamara “Poesía en movimiento” durante las transmisiones historicas del añorado Pavillón Azteca.
Campeón Nacional Welter (al derrotar a Americo Rocca), Campeón Nacional Medio (al derrotar al Satánico) y luego la lluvia de las fajas mundiales: el welter, el medio y sobretodo el semicompleto, todos de la NWA. Con el cinturón semicompleto, Lizmark se volvió el luchador a vencer en la Empresa Mexicana de Lucha Libre (poco antes de que se volviera el Consejo Mundial de Lucha Libre), Lizmark logró históricas proesas: vencer al odiado Fabuloso Blondy, ultimar a la pareja de importados The Animals, y sólo quedarse atrás de la marca de Gory Guerrero en el tiempo de posesión de ese título. Llegó 1992 y con ese año el proyecto ambicioso de Antonio Peña: Triple A, y Peña confió en él para hacerlo una de sus principales estrellas. Ya no era un joven, pero seguía siendo un gran luchador, en esa época el costeño logró dar varias de sus mejores luchas en la vida contra otro luchador curtido en las arenas chicas: LA Park. Baste recomendarle al que lea que busque el agarrón que ambos dieron por el Campeonato Nacional Semicompleto en la primera Triplemania, donde el encuentro se fue a cuatro caídas.
El veterano gladiador, de a poco comenzó a dejar de batallar: las lesiones, el ritmo de vida, los eternos viajes comenzaron a cobrar factura, pero él siguió siempre pegado al ambiente, a la afición que lo idolatraba tanto en la Ciudad de México como en el paradisiaco puerto de Acapulco. Las redes sociales se nos adelantaron, mucho, pero mucho y crearon el mito de que Lizmark murió por un infame Style’s Clash de El Terrible, lo cual no fue cierto, pero sí contribuyó a que el luchador, de apoco se fuera yendo. En esa época, alguna vez, en la Arena Coliseo de Acapulco, Lizmark dio una de sus pocas luchas extremas. Al lado de su hijo hizo frente a Pierroth y su heredero (X-Fly) en el abarratodo inmueble de Tadeo Arredondo.
Participó en muchos homenajes, incluyendo el hecho en Japón por Fukumenmania de Mr. Cacao o el que Lucha Fan Fest le brindó en México en 2012.
Esta noche, del triste 16 de diciembre, se nos ha confirmado que Lizmark, el Geniecillo Azul, el ídolo de Acapulco, el virtuoso de la Quebrada, la verdadera y única Poesía en movimiento, falleció. El ocaso se pone en el puerto, uno de sus hijos más grandes a emprendido el camino hacía el Valhalla. Descansa en paz.