Ocurrió lo peor que podía ocurrirle a UFC, en una época en que la empresa está en medio de escándalos de uso de sustancias y problemas extra-deportivos en sus estelares, una época donde el título peso completo se ha defendido dos veces en tres años, una época sin campeones que fueran conocidos no sólo por los fans del deporte.
Fue entonces cuando una mujer, Ronda Rousey, se convirtió en la cara de la empresa, literalmente se la puso sobre su espalda y llevó a los fans y no-fans a sintonizar los contenidos de UFC
Pero la hasta ayer invicta Ronda Rousey, finalmente fue derrotada; la crónica puede ser encontrada aquí. Ocurrió además de forma clara y contundente, ante Holly Holm, una peleadora que aunque tiene larga trayectoria como boxeadora, apenas lleva un año en UFC, y por si fuera poco, en una pelea programada de forma “emergente” (debido a una lesión que obligó a cancelar la pelea Lawler/Condit), una pelea sin una historia o rivalidad que mereciera récords de taquilla o venta de PPVs.
Se buscarán motivos; el hecho de que Ronda peleara con demasiada frecuencia (limitando su tiempo de preparación), el hecho de que esta pelea no se celebrara en Dallas como originalmente se había previsto, el hecho de que Ronda estuviera demasiado distraída con actividades extra-deportivas, el hecho de que Holm no se había “ganado” el derecho a pelear por el título. Pero ha ocurrido y UFC no puede ni siquiera programar una rápida revancha, pues Ronda ya tiene compromisos que la alejarán un tiempo del octágono
Incluso los coqueteos de Ronda con WWE deberán tener otra tonalidad, ya no será “la mujer más peligrosa del mundo” quién vaya a “dar una lección” a Stephanie McMahon, ya es una EX-campeona sin ese aire místico que da un récord invicto
En WWE -y la lucha libre en general- no es necesario ganar los encuentros para ser la estrella (como el caso de los Dudley Boyz). En UFC ganar es todo.