"Es un gran campeón pero todavía no se ha enfrentado a la máquina", pronunció el argentino Lucas Matthysse en la víspera de su combate en Kuala Lumpur ante Manny Pacquiao por el título mundial welter AMB.
El púgil argentino está ante la oportunidad de su vida. No todos los días se tiene la gran opción de enfrentarse ante una leyenda como el boxeador filipino y Lucas Matthysse lo sabe muy bien. Una victoria, por nocaut, ante Manny Pacquiao le daría el impulso y brillo a una dilatada carrera que empezó al sur de Argentina.
En Argentina sólo se pronuncia el apellido Matthysse si se habla de boxeo. Proveniente de un linaje que preferiría los guantes, Lucas se crió entre cuadriláteros, sogas y sudor. Su padre, madre, hermano y tío se dedicaron al noble arte de los puños y, desde niño, siempre vio esa figura sacrificada de los grandes púgiles.
Abandonó la escuela a los once años. Dejó los cuadernos y cogió los guantes. Sus primeras peleas como amateur sirvieron para moldear su carrera: nocaut tras nocaut. Pero algunos golpes duelen más que el duro puño descubierto contra un rostro desprotegido. Matthysse tuvo que decidir con quién quedarse cuando sus padres se separaron. Se fue con su papá, pero a los catorce años decidió irse sólo a Santa Fe.
"Vivíamos en una habitación chiquita, en tiempos en que peleábamos en pueblos cercanos. Viajábamos en camión jaula. Después no nos vimos más, salvo cuando peleé con Danny García, que nos encontramos en el avión. Ahí hablamos. "Mirá: antes viajábamos en un camión jaula y ahora en primer clase". Nos vimos crecer y no lo podíamos creer", recordó Lucas Matthysse sobre su amigo Marcos 'El Chino' Maidana (boxeador argentino que enfrentó a Floyd Mayweather) en una nota con 'El Gráfico' en 2015.
Matthysse y Maidana. (Foto: Instagram Matthysse)
Así continuó Lucas Matthysse, peleando de pueblo en pueblo y noqueando rivales. Hasta que se volvió profesional a los 22 años. 'La Máquina' rápidamente ganó notoriedad en el continente: 28 peleas, 27 victorias y 25 nocaut. Los números no mienten y los guantes de Matthysse tampoco. El muchacho tenía dinamita en cada golpe y su historial así lo demostraba.
Tras seis años de carrera profesional se le presentó la gran oportunidad. Una pelea en Estados Unidos por el Título OMB NABO contra el local Zab Judah. Perdió por una ajustada decisión dividida y era hora de empezar otra vez de cero. Volvió a Argentina y tras siete nocauts más, regresó a Estados Unidos. Su rival fue Danny García y dos títulos mundiales estuvieron en juego: AMB y CMB superligero. 'La Máquina' volvió a caer por decisión dividida. Un golpe al ego y a la estructura de Matthysse.
Luego vinieron dos grandes combates ante rivales europeos en Estados Unidos. Frente al ruso Ruslan Provodnikov y contra el ucraniano Viktor Postol. La primera fue un choque de trenes. Ambos terminaron con el rostro desfigurado y los guantes llenos de sangre. Una guerra que sólo se detuvo al término del round doce. Ganó Matthysse. Después llegó la decepción. Su primera derrota por nocaut. El ucraniano Viktor Postol encajó un golpe certero en el asalto diez y Lucas, consciente y con los ojos bien abiertos, no se logró recomponer. La primera derrota por nocaut. Bastante cuestionado en su país y más por el mismo boxeador.
Ahora se volverá a subir al ring con 35 años, 44 peleas, 39 ganadas y 36 por nocaut. Una barbaridad para un luchador ligero que, con el poder de sus puños más el empuje de su nación, ahora buscará mandar a la lona al multicampeón e histórico boxeador filipino Manny Pacquiao.
Lucas Matthysse tendrá que recurrir a la fuerza de sus puños y a la entrega de su corazón para lograr consagrar su carrera derrotando a Manny Pacquiao. Con decisión, esa misma que mostró a los once años cuando cambió los salones de clases por los cuadriláteros de boxeo.