Hace cerca de tres meses el Huracán Harvey azotó la ciudad de Houston, convirtiéndose en uno de los mayores desastres naturales en la historia del estado de Texas. Este fin de semana, WWE realizó una de sus grandes jornadas con cuatro noches consecutivas en esta ciudad. El resultado deja ver algo de la magia de la lucha libre.
En varias ocasiones nuestro Editor en Jefe, Ernesto Ocampo, ha escrito columnas instando a los aficionados a disfrutar el espectáculo, a que ser críticos y sabiondos no sea el objetivo, sino apreciar el trabajo que estos atletas y promotores realizan alrededor del mundo. En esta misma línea, me gustaría hacer una breve reflexión sobre lo que ocurrió en la ciudad que hospedó en los últimos días a WWE, Houston.
La larga jornada que acompañó a Survivor Series inició una noche antes, con NXT TakeOver: WarGames. Como cada uno de sus antecesores, este evento generó mucha expectativa y no decepcionó, aún así una de las imágenes que más se compartió en redes sociales fue esta:
A look at the crowd at NXT Takeover: WarGames last night, courtesy of Wrestling Inc. reader The Zlatan pic.twitter.com/hVC1CQD3q0
— WrestlingINC.com (@WrestlingInc) November 19, 2017
Más allá del espectacular regreso de las War Games o de la histórica coronación de Andrade “Cien” Almas, fueron los asientos vacíos los que generaron comentarios. Una minoría se burlaba de la incapacidad de WWE de llenar una gran arena. Una crítica de este tipo es groseramente superficial ante un asunto que ni siquiera es tan profundo.
Con el paso del Huracán Harvey, se estima que Houston perdió 20.000 millones de dólares y 30.000 personas resultaron damnificadas. En esta situación, cuando miles de personas aún intentan reconstruir sus casas y negocios, el Universo WWE hizo llenos totales en Survivor Series y Monday Night Raw, y también acudió en buen número a NXT TakeOver y SmackDown Live. Que no se hayan agotado los boletos para estos dos últimos shows es del todo comprensible, y me atrevería a decir que la empresa contaba con ello.
Hace poco fueron publicadas las cifras de WrestleMania 33, evento que generó cerca de 181 millones de dólares en ganancias para la ciudad de Orlando, Florida. Hace unos años WrestleMania XXX también fue aplaudida por darle un empuje a la economía de una New Orleans que no se terminaba de recuperar del Huracán Katrina. Aunque en una escala mucho menor, Survivor Series debe haber ayudado también a la economía Houston.
Y si no lo hizo con la economía, seguramente lo hizo con el ánimo, porque aunque no generó titulares, uno de los hechos más notorios de las cuatro noches de WWE en la ciudad fue la gran energía del público. Los aficionados de Houston disfrutaron cada lucha y cada momento de la mejor manera. Desde que Kassius Ohno y Lars Sullivan abrieron la noche del sábado hasta que The New Day, Kevin Owens y Sami Zayn cerraron la del martes, el Toyota Center estuvo a reventar con gritos y cánticos. Muchas de estas personas estaban hace unos meses buscando lo que había quedado de sus pertenencias entre los escombros, una tragedia que es universal, que no conoce fronteras.
Hace poco pude estar en un evento en vivo de WWE en una Barcelona políticamente dividida, y vi de primera mano lo que otros aficionados comentaban luego, que la magia de la lucha libre logra borrar por un momento preocupaciones y llevar al público a un colorido mundo de espectáculo. Eso ocurrió en Houston.
Por eso vale la pena disfrutar el show, abandonar momentáneamente a petulancias y amarguras y dejarse llevar, entrar en el juego.