Andrés Guardado no sólo lideró el camino de México en la final de la Copa Oro, lo hizo durante todo el torneo y brilló por luces propia de principio a fin. Siendo volante fue el goleador de la Selección Nacional y entró en la historia de la competición rompiendo varias marcas.
El capitán de México había comentado antes de que iniciara la Copa Oro que no ganar la competición sería un fracaso, por lo que era una obligación alzar el trofeo. Siempre con humildad trabajó y declaró hacia la prensa. Un gafete bien ganado y que supo portar con absolutas hidalguía.
En la fase de grupos no fue determinante frente al arco, pero sí aportó con dos goles. Un tanto ante Cuba en el debut y otro ante Trinidad y Tobago para ese bochornoso empate. Guardado mostraba corazón en cada jugada que siempre lo hacía resaltar.
El momento de inflexión fue ante Costa Rica. Unos cuartos de final complicados ante los 'Ticos' que sólo se definieron con un penal en el último minuto. La tarea no era fácil, la presión de patearlo no era poca y el capitán lo hizo con absoluta tranquilidad, como seguramente lo hace en cada entrenamiento. El pase a semifinal se había conseguido en los pies de Andrés y en su tercer gol.
La semifinal fue aún más compleja. México estaba siendo eliminado y en el último minuto se cobró un penal inexistente en contra de Panamá. Guardado nuevamente era el cobrador y, aunque por su cabeza pasó patearlo afuera, marcó la igualdad desde los once pasos. Un penal doloroso, según dijo, pero como profesional la clavó en la portería rival para la tranquilidad de la Selección Nacional. En la prórroga otra infracción dentro del área le daría a México el pase a la final. Guardado sellaba un doblete y su quinto tanto de oro.
Criticado por no haber errado el primer penal ante Panamá. Para muchos debió ser él el hombre que pusiera justicia ante los errores arbitrales. Los juicios de valor reinaron durante varios días, pero Guardado supo lavar todo con un gol increíble en la final, de esos a los que nos tiene acostumbrados: un remate perfecto al ángulo tras un centro que definió de primera. La final la encaminaba el capitán, el líder, el mejor jugador de la Selección de México.
Seis goles que se suman a los otros cuatro que había marcado en ediciones anteriores. Diez tantos que lo llevan a posicionarse en el cuarto lugar de los goleadores históricos del torneo, sólo por detrás de los 18 de Landon Donovan, los 12 de Zague y Dempsey y los 11 de Blas Pérez. Pero no es lo único, de todos ellos es el único que está ahí sin ser delantero. Guardado, además, es el máximo anotador en finales de Copa Oro con tres anotaciones y el único jugador que lo ha logrado en tres finales distintas.
La profesionalidad y el coraje del capitán tricolor sólo se pueden cerrar en una de sus frases al terminar el juego: "Hoy le dije a Miguel que quería jugar si o sí, para lo que me diera la pierna. Hay ciertas inyecciones que ayudan y estoy feliz porque me ayudó para hacer un gol"