Los tiempos modernos son, sin duda, aliados para Odell Beckham Jr. Desde 1970, sólo ocho receptores han ganado el nombramiento como Novatos Ofensivos del Año en la NFL, incluido Beckham la temporada pasada.
La cifra parece menor para un lapso de 44 años, pero en 2014, el número 13 de los Gigantes de Nueva York se convirtió en el cuarto receptor que gana el premio desde 1998 y segundo en las últimas seis temporadas, tendencia que deja en claro lo obvio: el juego aéreo manda en la actual NFL.
Beckham, quien terminó de irrumpir en la Liga con aquella espectacular recepción para anotación ante Dallas a una mano, que en realidad fue a tres dedos, es el tercer receptor Novato Ofensivo del Año que acumula más de mil yardas en los últimos 17 años. Randy Moss lo logró en 1998 con Minnesota y Anquan Boldin con Arizona en 2003. Percy Harvin lo hizo en 2009 con los Vikingos, pero con 790 yardas.
En los Gigantes, Beckham cuenta con una ventaja que Moss y Boldin tardaron un poco en disfrutar y es la de contar con un quarterback establecido al mando de la ofensiva.
Si bien Eli Manning no es un portento de consistencia, sí le ofrece estabilidad a su equipo y en lo particular a Beckham para explotar sus habilidades, como lo hizo en 2014 al atrapar 91 pases para 1.305 yardas y 12 touchdowns.
A su vez, Moss disfrutó de un espectacular primer año en la NFL al sumar 69 recepciones para 1.313 yardas y 17 anotaciones en las que se conectó con Randall Cunningham, cuyo potente brazo se combinó con la explosividad y velocidad del receptor para montar semejante producción.
Después de Cunningham, Moss disfrutó en Minnesota del brazo de Daunte Culpepper, quien le ayudó a ligar seis campañas con mil o más yardas por recepciones, y tras un paso gris por Oakland, atrapó envíos de Tom Brady en Nueva Inglaterra, donde fijó la marca vigente de recepciones para anotación con 23.
A su vez, Boldin sumó 1.377 yardas y ocho anotaciones en su año de debut, 2003, y lo hizo de la mano de un tal Jeff Blake, recordado más por su infame paso por Cincinnati.
En seis de sus siguientes 11 temporadas, Boldin rebasó la barrera de las mil yardas con Josh McCown, Matt Leinart y Kurt Warner como quarterbacks cómplices.
Beckham tiene la habilidad, y al parecer el carácter y compromiso, para darle continuidad a la actuación con la que irrumpió en la NFL y los tiempos modernos que vive la Liga, parecen anticiparlo.