Dustin Johnson y Jordan Spieth, los dos golfistas más en forma del momento, fueron emparejados en el mismo partido del British Open con el morbo de revivir la jornada final del US Open en el que DJ perdió el torneo en un tripateo infallable. Quedaba la duda de si Johnson se repondría a aquel mazazo y en el mítico Saint Andrews demostró que sí lo ha hecho. El pegador sacó lo mejor de su repertorio. Cañonazos de casi 300 metros (294 de media) rectos (cogió el 75% de las calles), directos a green, que le brindaron ocasiones de birdie (llegó el 89% de las veces). Remató muchas y acabó en -7 (65 golpes) y líder de la jornada de mañana. “El tiempo se va a poner complicado en los próximos días. Hay que coger ventaja. Me gusta mucho este lugar”, decía DJ, de 31 años.
Con algo más de calma se lo tomó Spieth, que arrancó como la apisonadora que es. Cinco birdies en los siete primeros hoyos. Su segunda parte del recorrido fue más discreta. Pero está en -5. Bien colocado y con las opciones intactas de ser el único que emule la gesta de Ben Hogan en 1953, cuando ganó Masters, US Open y British seguidos. El texano, de 21 años, cumplió su hoja de ruta como un veterano. “El plan era conseguir una buena posición al final del primer día y eso hicimos”, relataba Spieth, encantado de jugar “este major en el icónico Saint Andrews". Muy correcto fue también el arranque de Sergio García, con -2 y las opciones intactas. "Ha sido un arranque sólido. No jugué del todo bien, pero acabé bajo par", dijo el de Borriol.
Y el que sigue naufragando es Tiger Woods. Su vuelta comenzó con mal presagio, una bola al agua en el hoyo 1. Y no remontó. Acabó en 76 golpes, a 11 de Dustin Johnson y en una situación muy comprometida para pasar el corte. “Esto es muy desalentador”, confesaba el Tigre, que había ganado en Saint Andrews en 2000 y 2005. Lejos está aquella versión.