Miguel Vargas, el único que ha participado en todos los Maratones CdMx

En 38 años de participaciones ininterrumpidas en el Maratón de la Ciudad de México, Miguel Ángel Vargas ha tenido que superar de todo, desde un desgarre en una nalga, las secuelas de una fractura con ocho tornillos hasta el dolor de la ciática. Todo con tal de seguir disfrutando de lo que más le gusta: correr.

Con 73 años, Don Miguel es el único participante que ha estado presente en todas las ediciones que tiene el Maratón de la CdMx y este terminará con este récord, pues aunque pensaba estar en este año, el covid no le ayudó.

“No auguro que voy a llegar a la meta, porque si estuviera al cien diría me la echo, y estoy listo para lo que viene. A todos los que nos dio coronavirus nos dejó secuelas y creo que las estoy superando. No quiero echar las campanas al vuelo, mejor lo que Dios diga. No quiero estar en contra de la naturaleza, no me quiero sentir Superman, un héroe, porque me puedo quedar ahí”, dijo en entrevista con MILENIO-La Afición previo a anunciar que este 2022 no participará.

¿No duele que se pueda cortar el récord?

Duele y no duele. Duele porque traes una trayectoria y se rompió el estilo de entrenamiento y de vida. Pero yo le doy gracias a Dios que estoy vivo y que puedo volverlo a retomar con más potencia y ganas. Tengo que entender que este fue un pequeño tropezón y lo estoy superando, hasta que Dios me diga hasta aquí llegas.

¿Cuesta trabajo hacerle caso al cuerpo?

Sí te cuesta trabajo porque te desesperas. El orgullo, la convicción y tu propia naturaleza te ayuda en momentos complicados, pues en todos estos años he superado de todo. Correr un Maratón al menos una vez es una meta que se ponen algunos, pero ¡casi 40 veces! Llevo más de 120 mil kilómetros recorridos.

¿Por qué corre?

Porque me gusta, porque me hace sentir vivo, es mi pasión y traigo la esencia, si no ya hubiera cortado. Yo tengo la esencia de ser deportista nato. Me gusta estar en el alto rendimiento. Cuando corro o me entreno me estoy acercando a Dios, a la sociedad. Es una comunicación hasta con la naturaleza. Te conecta con las fuerzas divinas, la energía.

¿En estos años, cuál ha sido su mejor lugar?

Me dicen que nunca estuve en el podio de los ganadores, pero siempre les respondo igual: ‘¿Qué más quieres? De todos los que han ganado y han estado ahí, ¿Quién vuelve? ¿Quién puede repetir? Hay muy pocos’, y mientras yo sigo aquí en la fiesta.

¿Cómo es su preparación?

Mis dosis son de 12 a 16 kilómetros por cinco días. Pero ya estaba yo al 60 o 70 por ciento. Porque cualquier deportista tiene que llegar no al cien, porque tienes que guardar un 20 por ciento de esa reserva porque lo vas a derrochar en el camino. Si llegas al cien, a los 20 o 30 kilómetros ya te quemaste.

¿Qué tanto influye la mente al correr?

El correr es más mental, más espiritual, más de orgullo y carácter. La mente empieza a provocar cosas. Es como cuando llegas al kilómetro 30 y te ponen el cartel de la pared, pero es psicológico y yo le menté la madre a ese cuate, porque eso te empieza a apagar y te sugestionas. Yo lo viví y por eso al llegar al kilómetro 30 me hago el loco para no verlo.

¿Qué piensa cuando corre?

En la familia. Haces unas películas mentales y las desarrollas. Llega un momento en que se agota todo y entra la fase espiritual, la fase de Dios.... por ahí del kilómetro treinta y tantos empieza esa fase espiritual, donde le doy gratitud a Dios, que estoy aquí y en el ahora, que me da la oportunidad de estar vivo y en la fiesta del deporte.

¿Por cuánto tiempo le gustaría seguir corriendo?

Si tuviera una bolita mágica me encantaría poder correr hasta los 100 años, pero la vida no está comprada. Hoy eres y mañana ya no. Hoy dice uno “si lo vi ayer y ya no está”, mentiría yo decir cuántos años.

¿Qué le recomendaría a alguien que correrá su primer Maratón?

Que se aviente medio año corriendo y eso lo convertirá en un cautivo más de los corredores, porque cuesta trabajo al principio el “pero”, el “no puedo”, “me duele”, “me canso”, “no tengo unos buenos tenis”. Cuando pones peros es ponerle un límite al cuerpo y cuando aplicas el “soy ilimitado” te vas como el viento. Solo hay de dos: “me limito o soy ilimitado”.

AGB