La escudería Sauber ocupó el último lugar del campeonato de constructores de Fórmula Uno la temporada anterior, con apenas cinco puntos, pero el año dejó mejores conclusiones que en 2016, cuando tuvo que esperar hasta la penúltima fecha para obtener sus primeras unidades, con un noveno lugar en Brasil.
La entrada de capital al equipo para 2017 cambió la situación y apenas en el quinto Gran Premio de la campaña, en España, el alemán Pascal Wehrlein consiguió el octavo lugar para acumular cuatro puntos, el doble que en el pasado inmediato, una actuación que confirmó en la locura de Azerbaiyán, cuando fue décimo.
Sauber cerró la temporada con esos cinco puntos, todos del germano, y aunque ocupó de forma habitual los últimos lugares de la parrilla, dio pasos hacia adelante, sobre todo con la contratación de Frédéric Vasseur como director, después de su salida precipitada del proyecto Renault.
Si 2017 dejó buenas conclusiones para la escudería con menos presupuesto de la máxima categoría, el final del año y el comienzo de 2018 arrojó mejores noticias, con la firma de un acuerdo de colaboración con Alfa Romeo, que vuelve al Gran Circo de forma oficial, después de más de tres décadas de ausencia.
Sauber, que estaba programado para utilizar motores Honda durante esta campaña, canceló el acuerdo y volverá a tener plantas de poder Ferrari, como ha ocurrido en los últimos tiempos, aunque ahora tendrá la versión más reciente, por lo que podrá desarrollar el auto conforme avance el calendario.
Esta asociación con la Scuderia también provocó la llegada al garaje de uno los talentos del futuro, el monegasco Charles Leclerc, de apenas 20 años, quien se coronó en la GP3 en 2016 y repitió en 2017, pero en la Fórmula 2, para pedir a gritos un lugar en la parrilla.
El alumno de la Academia Ferrari ya participó en entrenamientos libres con Haas hace dos campañas y con Sauber la temporada anterior, pero ahora estará en todos los Grandes Premios pensando en aportar lo que Wehrlein (quien se quedó sin asiento) hizo con el equipo suizo, pero también en un posible aterrizaje en Maranello en 2019, en caso que el finlandés Kimi Räikkönen decida retirarse.
El otro conductor volverá a ser el sueco Marcus Ericsson, quien vivirá su cuarto año en la escudería, aunque no suma un punto desde 2015, cuando registró nueve, y que ha pasado dos en blanco, aunque con el respaldo del grupo que lo mantiene en la F1.
Ericsson fue quien más tiempo permaneció en la pista con el nuevo auto durante los entrenamientos de pretemporada en Barcelona y tendrá la responsabilidad de terminar mejor que su coequipero, debido a su experiencia en el serial.
La campaña podría pintar de forma positiva para Sauber con un buen motor, experiencia tanto en el garaje como en los autos, y uno de los pilotos con más futuro en la Fórmula Uno; sin embargo, el resto de la parrilla parece estar lejos del equipo suizo y se enfoca en aspirar al cuarto lugar del campeonato de constructores.
Las escuadras que estaban más cerca del fondo en 2017, como McLaren y Haas, también tendrán un impulso para esta temporada, por lo que el último lugar parece designado para la sociedad con Alfa Romeo, que al menos parece ir en la dirección correcta.
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