El mágico regreso de Sébastien Loeb al Campeonato Mundial de Rallies (WRC) se encontró con una piedra, y una ponchadura lo dejó sin posibilidades de imponerse en Guanajuato, después de comenzar la tercera jornada adueñándose del liderato, que recogió el campeón defensor de la categoría, Sébastien Ogier.
El nueve veces campeón del mundo, que no corría un Rally desde Montecarlo 2015, cerró la segunda jornada en México a 7.2 segundos del líder, el español Dani Sordo (Hyundai), después de ganar dos etapas, en un aviso que estaba en León para competir y no solo para participar.
Apenas en el inicio de la tercera jornada, en Guanajuato, un camino de grava y polvo, la leyenda hizo valer su jerarquía, fue el más rápido con un tiempo de 20:35 minutos y tomó la punta de la clasificación general, con 5.1 segundos de ventaja sobre Sordo; era la historia del héroe recuperado, quien a sus 44 años demostraba estar al mismo nivel que los habituales en el WRC, que abandonó en 2013.
Para la segunda etapa llegó el retiro del estonio Ott Tänak (Toyota), uno de los animadores del Rally, quien se quedó sin motor; el triunfo fue para Kris Meeke (Citroën), aunque Ogier fue segundo y comenzó a recortar la distancia.
En El Brinco, el cierre de la jornada matutina, Sordo se acercó a 2.9 segundos de Loeb, quien se fue a descansar como lo hacía habitualmente: en primer lugar. “Subimos la velocidad desde temprano y tomamos el liderato, fue bueno, estábamos listos para dar una buena pelea por la tarde, hasta que llegó la ponchadura”, contó.
Sin embargo, por la tarde cambió la fortuna del máximo ganador en la historia del serial. En la segunda pasada por Guanajuatito, a 21.5 kilómetros de la etapa, una piedra provocó la ponchadura de la llanta delantera izquierda de su Citroën y lo hizo perder 2:23 minutos, para caer hasta el quinto lugar.
“No fue nada agresivo, había una piedra en el camino, tuvo un alto costo, cambiamos la llanta y ese fue el error, debimos manejar hasta el final y hubiéramos perdido menos tiempo”, se lamentó el francés.
De un momento al otro, Loeb se quedó a 2:08 minutos del nuevo líder, Ogier y las posibilidades de un regreso victorioso se terminaron, por la misma causa que Sordo, quien pasó al tercer lugar.
“Fue como un pinchazo lento, al principio el coche se sentía raro en la dirección, tenía poca presión en la llanta, levanté un poco el ritmo por eso y vi que cada vez se acentuaba, así que intenté no destrozar la cubierta”, narró el español.
A partir de entonces, el Rally México se transformó en el de Ogier. El cinco veces campeón de forma consecutiva tuvo una actuación redonda durante toda la jornada y se acerca a un triunfo en Guanajuato que parecía complicado cuando cerró el viernes en quinto lugar, a 30 segundos de su compatriota.
“Me siento bien, es bueno estar a la cabeza, presionamos todo el día, el viernes también, a pesar de la posición y en la tarde (del sábado) logramos hacer la diferencia, estoy contento con eso”.
El galo se llevó cuatro etapas en fila, incluidas las tres más largas de la tarde y en cada una amplió la diferencia respecto a Meeke, quien quedó segundo, después de lo ocurrido en Guanajuatito.
“Lo más importante es concentrarse en Kris porque es el único con implicaciones al frente del campeonato, los otros dos (Loeb y Sordo) no hacen la temporada completa”, recordó el de M-Sport-Ford.
La jornada se cerró con otros espectaculares duelos mano a mano en el Autódromo de León y con la etapa callejera, sin impacto en los tiempos de los pilotos. Ogier tiene el Rally México a la mano, para lamento de Loeb.