Robbie Avila es un basquetbolista mexicoamericano que juega en Indiana State y sueña con llegar a la NBA. Por lo pronto ha llamado la atención por sus apodos, su físico y su estilo de juego parecido a Nikola Jokic.
Robbie Avila se dio a conocer con base en los apodos chistosos que hacen alusión a su apariencia, pero el basquetbolista mexicoamericano de Indiana State ha mostrado que su talento va en serio – y que pronto lo podríamos ver en la NBA.
El pívot de 20 años es la figura central de su universidad, misma que enfrentará a (Seton Hall/Georgia) el jueves por el campeonato del NIT, el segundo torneo más prestigioso del basquetbol colegial en Estados Unidos.
Hace algunos meses, Avila irrumpió en las redes no solamente por su nivel (anotó 17.3 puntos por partido esta temporada) sino por la peculiaridad de su físico, coronado por los lentes de protección que usa. Por lo mismo, Avila se ha hecho acreedor de algunos de los apodos más inspirados del mundo deportivo.
“’Cream Abdul-Jabbar’ es definitivamente el más creativo, seguramente”, dijo Avila en entrevista con el Pat McAfee Show de ESPN el 21 de marzo.
La combinación de su tez clara y los lentes parecidos a los que usaba Kareem Abdul-Jabbar, leyenda de la NBA, son los ingredientes para aquel sobrenombre. Pero también están “Steph Blurry” y “Larry Blurred”, juntando a Steph Curry y Larry Bird, respectivamente, y la necesidad de Avila de usar lentes para jugar.
De igual manera, se le ha comparado tanto por su físico como por su estilo de juego a Nikola Jokic, el dos veces MVP de la NBA y campeón de la liga en 2023.
“Definitivamente Jokic es el principal al que [me ilusiona compararme] pero también otro es [Domantas] Sabonis”, admitió Avila a McAfee, refiriéndose al talentoso ala pívot lituano de los Sacramento Kings.
Las comparaciones no son burdas: Avila muestra muchas de las características que han hecho brillar al serbio en lo más alto de la NBA. Al igual que Jokic, Avila hace gran uso de su inteligencia sobre la duela para distribuir el balón: sus 4.1 asistencias por juego esta temporada solamente están debajo de Julian Larry en Indiana State. En el 2023-24, Avila encestó casi el 39 por ciento de sus tiros de tres puntos; Jokic anda por debajo de los 35 en el mismo periodo.
Si bien puede parecer una blasfemia comparar a quien probablemente es, actualmente, el mejor basquetbolista del mundo con un prospecto, también vale la pena mencionar que “El Joker” tampoco levantó muchas emociones previo a su llegada a los Nuggets: fue el seleccionado 41 en el NBA Draft del 2014.
Avila lentamente comienza a aparecer en las guías de prospectos rumbo a las próximas ediciones del Draft, sin ser considerado aun como un elemento que pueda cambiar el destino de una franquicia simplemente por elegirlo.
Nacido en Oak Forest, un suburbio de Chicago en el estado de Illinois, Avila tiene ascendencia mexicana por parte de su padre, situación que abre la puerta a que represente de forma internacional a la selección de este país.
Al igual que el también mexicoamericano Jaime Jaquez Jr. -quien la temporada pasada guió a UCLA a los últimos 16 del Torneo NCAA antes de pasarse a la NBA- Avila podría ser otro seleccionado de alto nivel para el basquetbol mexicano, mismo que se encuentra entre los primeros 25 combinados en el mundo.
Tal cual como lo hizo Jaquez Jr., el objetivo de Avila como estrella colegial es el mismo: llamar la atención de los buscadores de talento de la NBA para llegar a la mejor liga de basquetbol del mundo. Además, si llegara el dichoso llamado de la Selección de México, competir a favor del país de sus raíces.
“Si eso llega a pasar, estoy 100 por ciento feliz con tomar la oferta”, dijo Avila en entrevista con The Sporting News.
Es corta la lista de mexicanos que han trascendido en la NBA, ya sean nacidos en el país azteca o, como Avila, con relación de sangre. La lista más inclusiva tiene a Horacio Llamas, Eduardo Najera, Jorge Gutiérrez y Gustavo Ayon como los nacidos dentro del país, pero también Mark Aguirre, Devin Booker, Juan Toscano-Anderson y Jaquez como dignos representantes al tener sangre mexicana corriendo por sus venas.
Actualmente, la NBA vive una época dorada en México: ha jugado al menos un partido de temporada regular prácticamente de forma anual en el país desde 2014, y desde 2021, cuenta con los Capitanes de la Ciudad de México, franquicia que disputa sus juegos en la NBA G League con Toscano-Anderson como estrella.
La presencia de otro jugador que, potencialmente eleve el interés del fan de manera local y que, además, represente el país de forma internacional sería un gran hito para una liga que pelea por la atención del aficionado mexicano mayormente con la NFL y MLB para ocupar el segundo puesto de popularidad, después del futbol.
En 2022, el comisionado de la NBA, Adam Silver, declaró que era “seguramente posible” que la Ciudad de México fuera, algún día, sede del Juego de Estrellas de la liga. Pero el máximo sueño es, evidentemente, poder tener algún día una franquicia de expansión en la capital mexicana.
“Si algún día queremos expandir, no hay duda de que la Ciudad de México será alguna de las ciudades que consideremos junto a otras en Norteamérica”, dijo Mark Tatum, el subcomisionado de la NBA, en entrevista con ESPN en 2022.
La presencia de otro jugador con conexión a México en la NBA no necesariamente incrementa esas posibilidades, pero tampoco lo hace menos posible.
Y este jueves, la afición mexicana con pasión por el basquetbol tendrá la primera oportunidad de echarle porras a su representante más reciente: aunque ahorita sea más viable conocerlo por apodos como “Cream Abdul-Jabbar”, “Larry Blurred”, o “Steph Blurry”, es evidente que Robbie Avila se está ganando un nombre mediante un talento que apenas comienza a desplegarse.