Los Heat llegaban con gran impulso, el golpe moral de la última derrota revertía el panorama para el equipo de Los Ángeles y las cosas parecían complicarse, pero bastó un segundo cuarto aplastante de lo que fue una auténtica exhibición de basketball para que el equipo de California no vuelva a lo más alto de la NBA liderados por el Rey LeBron, quien logró su cuarto anillo y MVP Finals, los Lakers su décimo séptimo campeonato.
En la previa la ansiedad y los nervios perturbaban la tranquilidad de todos los fanáticos oro y púrpura, alejados de lo que fue aquél cómodo 2-0. AD llegaba diezmado físicamente mientras que Jimmy Butler; el mayor rival de LeBron en estos playoffs dentro de la burbuja estaba listo junto a Bam Adebayo a dar otro golpe y llevar las finales a un juego séptimo y definitorio. Por si fuera peor, los Heat anunciaban el regreso de Goran Dragic ausente en los últimos 4 juegos.
Los primeros minutos de las finales se desarrollaron con un gran esfuerzo en la defensa y un respeto mutuo entre los rivales. La novedad en el cuadro titular angelino fue Alex Caruso, que permitía una mejor marca en el perímetro ofensivo de Miami y en la medida que pasaban los minutos Anthony Davis ganaba con solvencia el interior. Era muy temprano para juzgar, pero tanto a Butler como al resto del equipo se le notaba el desgaste físico y mental acumulado. A falta de 1 minuto para el cierre del primer cuarto ingresa Dragic al mismo tiempo que Davis comete su segunda falta personal.
EL CUARTO DE LA SENTENCIA. Los Heat no lograban quebrantar el planteamiento defensivo propuesto por Vogel y las reiteradas pérdidas de balón y los tiros desesperados de tres lo delataban. Los Lakers encontraron en el segundo parcial una fluidez ofensiva que no veían desde el juego 2. Muy pronto apareció el factor X de los Lakers llamado Rajon Rondo, sumando 11 puntos y en 8 minutos de juego con un perfecto 5 de 5 tiros de campo para ampliar la ventaja 42 a 27 cuando restaban 6:17 minutos por concluir la primera mitad. AD no mostraba signos de dolor por la contusión en el talón y, muy por el contrario, demostraba ser la mezcla perfecta entre fuerza, destreza y habilidad.
A falta de 4 minutos para el cierre del segundo cuarto, los Lakers apoyados por una superioridad física notoria que combinada con la diversidad de talento lograron dominar el parcial ampliando la ventaja a 19 puntos, que posteriormente se convertiría en 28 una vez concluido el medio tiempo; la segunda ventaja más amplia en la historia de las Finales de la NBA, prácticamente una sentencia, considerando que la mayor diferencia remontada registrada en un partido de finales tras el descanso es de 21 puntos, y fue en 1948 cuando la liga todavía se conocía como BAA.
LOS MOMENTOS FINALES. Miami intentó en los últimos dos cuartos, pero los Lakers seguían con el amplio dominio y control de manera escandalosa, cerrando la pintura y castigando fácilmente con anotaciones rápidas en transición. Además de la trilogía Rondo-James-Davis las heridas se profundizaban mediante los golpes de Kentavious Caldwell-Pope, Alex Caruso, Danny Green y Markieff Morris. No obstante, los Lakers solo a poco menos de dos minutos pudieron respirar y comenzar a sonreír para luego festejar el título número 17 de la franquicia más emblemática de la NBA.
EN LA CIMA DE LA NBA. El titulo obtenido luego de 10 años representa uno de los más singulares y especiales conquistados por la franquicia, primeramente por el valor sentimental de la dedicatoria a Kobe Bryant. Un campeonato que al mismo tiempo iguala con 17 la cantidad de palmares logrados por su archirival los Boston Celtics, una histórica rivalidad que está documentada endécadas y décadas de diversos episodios, entre ellas 12 finales, donde en tres de las últimas cuatro disputas el título ha quedado en manos del cuadro californiano (1985, 1987 y 2010), pero en global queda a favor de los verdes Celtics con 9 títulos.
Tras el anillo ganado, LeBron James continua su hegemonía, esta vez con los Lakers en el salvaje oeste, siendo elegido MVP de las Finales por cuarta ocasión, convirtiéndose así en el segundo jugador de toda la historia con la mayor cantidad de este galardón, solo por debajo de su majestad Michael Jordan. Al mismo tiempo, se convierte en el único jugador en ganarlo con tres diferentes franquicias; con los Cavaliers en el 2016 y con los Heat en el 2012 y 2013, en todas las ocasiones ha sido elegido de forma unánime por los periodistas encargados.
El chico de Akron ha dominado las finales con un promedio de 29,8 puntos, 11,8 rebotes y 8,5 asistencias. Con todo esto, The Chosen One nuevamente ingresa en la discusión sobre el mejor jugador de todos los tiempos, a lo que en conferencia de prensa respondió destacando lo verdaderamente importante para él: “Voy a dejar que ustedes hablen de ello. Siempre he estado disponible para ayudar a misc ompañeros. No me he perdido un partido de playoffs en toda mi carrera, y creo que lo mejor que puedes por tu equipo es estar disponible. Lo único que quiero es que mis compañeros se sientan orgullosos de mí”.