Francessca Huané
Desde muy pequeño, Wily Canchanya, miraba entrenar a su padre con admiración. Todos los días intentaba ir corriendo atrás de él. Su padre no era un profesional, solo lo hacía por amor al deporte. Pero para el atleta esto sería distinto “cuando sea grande le ganaré y traeré muchas medallas a mi país”, recuerda que pensaba cuando a penas tenía 5 años.
Ahí nació su pasión, entre rutinas diarias y entrenamientos poco preparados que solo tenían el fin de ejercitarse. A los 17 años cuando ya terminaba el colegio en Huancayo, Canchanya decide dedicarse a este deporte profesionalmente y así empezó compitiendo entre distritos, luego regional y hasta internacionalmente. Tenía talento; solo faltaba explotarlo.
OPORTUNIDAD INTERNACIONAL
Durante una competencia en Colombia en el año 2010, el atleta ganó una beca como deportista y tuvo la oportunidad de ir a Puerto Rico a estudiar y entrenar. Optó la administración de empresas, pero no llegó a culminarla. “El clima no me permitía entrenar bien. Bajé mi rendimiento. Sufrí bastante. Hubieron momentos en los que pensé en dejar el atletismo para dedicarme a mi carrera”, comenta.
Finalmente se dio cuenta de que esa no era su pasión, abandonó los estudios y se quedó con su talento. “Regresé a Huancayo en el 2012 y comencé a entrenar con el profesor Rodolfo Gómez. El es una pieza fundamental en toda mi carrera”. Lo ayudó a concentrarse y recuperar la confianza en sí mismo. Así fue que pronto participó en una competencia de sub23 y quedó en segundo lugar. Esa motivación fue suficiente para volver a creer en él y prepararse con seguridad para los Juegos Olímpicos.
CERCA DE LA META
En el 2015 participó en su primera maratón en Toronto, Canadá. El tiempo le sirvió para clasificar a las Olimpiadas de Río 2016. Sin embargo, tiempo después por un tema de cupos, a pesar de tener la marca, otro atleta por segundos le quita la posibilidad de clasificar. “Yo estaba contento, porque era la primera maratón que corría y sabía que si seguía practicando a la próxima llegaría mucho mejor”.
Hoy se encuentra camino a ese objetivo, clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Mi mayor motivación para lograr mis objetivos es mi hija y sé que me falta muy poco para lograrlo”. Si bien él actualmente cuenta con el apoyo de empresas como la marca Nike, sabe que no es fácil conseguirlo. Por eso prefiere pensar que su pequeña no será parte de este mundo. “Las planificaciones del profesor Rodolfo Gómez recién se van a ver este año. Todos los atletas vamos a demostrar todo nuestro entrenamiento”.